domingo, 9 de junio de 2013

Semana Santa S.L.

     Con este artículo vamos a comenzar una serie donde veremos la relevancia que la Semana Santa tiene para la ciudad de Sevilla. Hablaremos de economía, arte, historia y labor social. Estos son cuatro de los pilares en los que está sustentada nuestra fiesta. Hoy vamos a empezar con el apartado económico. 

    La repercusión económica que tiene la Semana Santa en Sevilla es incalculable a pesar que hay numerosos estudios y estadísticas sobre el tema. Normalmente estos estudios se centran sólo en una semana y su impacto en la ciudad pero ¿La ciudad vive sólo una semana?, la respuesta en un rotundo NO. Para empezar porque no debemos desprestigiar a ninguna de las hermandades de Gloria y asociaciones cuyas salidas están  repartidas durante el año, pero es que la propia actividad de las hermandades penitenciales está generando riqueza durante todo el año. No sólo por sus salidas sino por sus propios cultos internos, eventos....

     ¿Algunas os habéis parado a pensar que pasaría si no existiera la Semana Santa? Donde estarían esos orfebres, diseñadores, escultores, bordadores, talleres de madera, restauradores, doradores, músicos, tiendas de Semana Santa, industria textil (no sólo de las túnicas sino también de trajes de bandas, mantillas....), discografías, imprentas, empresas de edición de vídeos, editoriales, periodistas, tiendas de capirotes, eventos organizados por las cofradías, floristas, cererías, locales de ensayo, almacenes de pasos, casas hermandades, productores y vendedores de incienso, productores de "merchandising cofrade"... y si nos centramos un poco más en la semana de la luna de Nissan: hosteleros, bares, taxistas, transporte público, personal de las sillas, CECOP, puestos itinerantes.... ¿De verdad esta ciudad podría vivir sin la Semana Santa?

     En otra ciudad normal todo este peso en la economía de la ciudad sería motivo más que suficiente para impulsarlo aún más y proyectar esto hacia el exterior. Aquí no, aquí tenemos dos problemas serios, por un lado los odiadores profesionales de la Semana Santa que con su ignorancia desprestigian a todo lo que huele a cofradías y por otro lado (y en mi opinión es el más dañino) los propios "cofrades" que con su chauvinismo dicen tranquilamente "Somos los mejores del mundo y aquí no hay que cambiar nada" o "Que no vengan de fuera que ya somos muchos aquí".

     Una ciudad que vive del turismo tiene que cuidar mucho como "vende" su producto estrella, son miles de personas las que directamente su vida pende de la Semana Santa, es la propia economía de la ciudad la que está en juego cuando desechamos la posibilidad de seguir avanzando. Por favor, poca broma con esto que estamos jugando con el pan de muchas personas. No está la cosa para "ir de chulos" y dejar pasar la posibilidad de hacer dinero.


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