domingo, 16 de octubre de 2016

La moda del martillo

Llevamos días convulsos con el tema del martillo. Después de la "bomba" de Santiago en la hermandad de los Negros, llegó otra "bomba" desde "la Calzá". Dos noticias, cada una con sus matices, pero que en realidad reflejan algo tan obvio como que el mundo cofrade se mueve por modas. Antes estaba de moda la familia Santiago y de ahí que poco a poco se fueran haciendo con una cantidad de hermandades casi inabarcable de manera humana. Por otro lado está la moda de cambiar lo nuevo por lo viejo. En mi opinión, la conjunción perfecta es la experiencia que puede aportar lo viejo y la fuerza que aporta lo joven, quizás ninguna debiera prevalecer, pero lo que tengo bastante claro es que mal le irá a quien no conoce a los personajes de su historia o desprestigia a quienes han luchado tanto por una hermandad como lo ha hecho Carlos Morán en San Benito.

Lo de Antonio Santiago lo anunció hace meses Moisés Ruz, lo desmintieron desde la hermandad en su momento, y ahora le dan la razón con los hechos. La junta de los Negritos no fue valiente en ese momento para canalizar todo el revuelo que se formó, y con sus miedos lo que han provocado es dos revuelos, el de antes y el de ahora. Antonio Santiago viene protagonizando hechos poco acordes a la categoría que se le presupone como figura pública del mundo cofrade, es verdad que ninguno de esos hechos tienen relación con la hermandad del Jueves Santo, pero en esta ocasión ha sido victima de ser un producto fuera de moda. Sí me llama la atención una cosa que se ha dicho y que sólo el tiempo dirá si es cierta o no. ¿Habrá levantado la liebre el Alcalde de los Negritos con la solución que este Consejo va a implantar en la Madrugá?

El asunto de San Benito es un poco más cochambroso. Leyendo los comunicados y contracomunicados de cada parte, uno saca en conclusión que Carlos Morán ha sido victima de la política cofrade. No le han destituido en una encerrona en la calle Ferraz pero casi. En las elecciones de San Benito algunos miembros de su equipo se significaron contra la candidatura perdedora, y al final esas cosas, por desgracia, se pagan. Es sorprendente, cuanto menos, que precisamente el Hermano Mayor que al final ha decidido prescindir de los servicios de los tres capataces, en las elecciones acusara a su rival de querer hacer esto mismo. Lo dicho, política zafia y asquerosa que impregna a todas las hermandades de Sevilla. Creo que Carlos Morán ha trabajado mucho por su hermandad, no se le conocen desaires como en el caso de Antonio Santiago y no me parecen las formas más oportunas de poner fin a su labor. Si José Luis Maestre considera oportuno hacer un relevo generacional, debería haber usado otras formas donde los tres capataces salieran de mejor manera, por el propio bien de la junta de gobierno, de los tres hermanos que tanto hicieron por la hermandad, y sobre todo por el buen nombre de la corporación del Martes Santo.

Nadie es imprescindible en una hermandad, lo dije cuando destituyeron a Antonio Santiago en la Paz y digo ahora lo mismo con los Negritos y San Benito. El Jueves Santo nos seguiremos maravillando ante el crucificado imponente de la calle Recaredo, seguido de la madre de los Ángeles, sólo unos frikis se fijarán en quien va delante de los pasos. El Martes Santo haremos lo propio con las tres joyas que San Benito saca a la calle, esa no debe ser la cuestión, el problema que hay que abarcar es si queremos juntas que se dejen manejar por los instintos más primarios o puedan ser fácilmente influenciables por las modas. Si una hermandad cree conveniente tomar una decisión, sea cual sea, debe ir de frente con ella y sin miedos. No hay nada más peligroso que una institución que hace un doble juego o va con miedo al que dirán.



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