domingo, 2 de octubre de 2016

Uno de los nuestros

Alberto García Reyes, Rafa Serna, Lutgardo García, Francisco Berjano, Francis Segura. Ignacio Pérez Franco, Fernando Cano-Romero, Antonio García Barbeito, Enrique Henares, Antonio Burgos... y podíamos seguir hasta el primero de los pregoneros. Con la designación del actual subdirector de ABC se sigue la tradición de no salir de un círculo cerrado, de intentar vender una Sevilla casposa y minoritaria como si fuera la Sevilla real. Entre los nombres que he dicho hay quien tiene una dicción nula y otros que no tienen ni mucho menos el talento para escribir un texto literario. Incluso hay quien tiene esos dos grandes lastres y sin embargo ha sido designado pregonero. ¿Por qué? Porque son uno de los nuestros que diría Paul Cicero. 

El pasado fin de semana asistimos a una nueva designación del pregonero de la Semana Santa 2017. Salió el que estaba en todas las quinielas, Alberto García Reyes. Conocido por sus rancios artículos, su pensamiento inmovilista y por ser amigo de sus amigos, en este caso los del Consejo. No esperen una gran dicción en el texto oral, Alberto no tiene esa dicción excelente, pero da igual, lo importante es seguir mandando un perfil: Hombre, que se mueva en ciertos ámbitos, que tenga cierta ideología, que critique todo lo que sea evolución para Sevilla y que se rasgue las vestiduras y llore diciendo que Sevilla ya no es lo que era.

Y mira por donde, en esto último yo estoy de acuerdo con este círculo cerrado y vetusto, pero seguramente no en el sentido que ellos claman. Hace algunos siglos Sevilla era una ciudad abierta al mundo, donde lo de menos era mirarnos nuestro ombligo. Hoy en día, uno de los del círculo dice que "A los sevillanos nos acusan de ombliguismo, pero es que Sevilla tiene un ombligo digno de ver", una de esas frases que mata cualquier atisbo de evolución. Dando voz a esta minoría, y solo a esta minoría, se puede proyectar la Sevilla que no es real. Sevilla no es la ciudad que esta gente nos dice que es, esa es solo una Sevilla, pero la ciudad es una matrioska a la que le descubres algo nuevo en cada esquina.

La elección del Consejo es solo una detalle, pero muy significativo. El Consejo no elige a una persona para que pregone (exporte) la mayor de nuestras fiestas. El Consejo elige alguien que les pregone a ellos, a su ombligo. Es un teatro bunkerizado a quien no sea de ese círculo. Es un texto que en nada va a molestarle a ellos, van allí porque saben que le van a decir lo que quieren escuchar. Al final del acto se levantarán con sus chaqués impolutos, aplaudirán y dirán aquello de "¡Qué pregón más sevillano!", sin darse cuenta que se han quedado en su muñeca rusa, que no han seguido tirando, o no han querido tirar, para descubrir el resto de muñecas. 


Foto: ABC


No hay comentarios:

Publicar un comentario