martes, 28 de enero de 2014

Igualás, Igualdad e Igual da

Confieso que la semana pasada era una de esas en las que uno leía la prensa local y le entristecía ver las acciones de algunos paisanos. Eran ámbitos muy diferentes pero en realidad la desazón era la misma, la de ver una sociedad adormecida que sólo sabe reaccionar por causas menores, pasando por alto todas las causas mayores.

Tuvimos la igualá de Torreblanca donde un grupo de personas se manifestaron a favor del antiguo capataz. ¿Lo hacían por lealtad? ¿Lo hacían por interés propio? A mí me queda la duda y por eso no me puedo decantar por ninguna de las dos opciones, lo que sí veo claro es que en Torreblanca, precisamente en Torreblanca, hay muchos razones para protestar: Tasas de paro, drogas, analfabetismo.... son algunos de los índices donde, por desgracia, Torreblanca ocupa los primeros puestos. ¿No son esas razones más poderosas para manifestarse?. Es más, y ahora me refiero a los que se consideren católicos, ¿no deberían poner como eslóganes de su vida aquello de "Da de comer al necesitado"? ¿Dónde pone en la Biblia lo de "Apoya al capataz"?.

Otra de las noticias que afectan a la ciudad, aunque esta vez no al mundo cofrade, es la condena de José María del Nido. También esta vez un grupo de personas han pedido firmas para el indulto del ex presidente del Sevilla FC. Incluso una Federación con el nombre de Real en su título ha osado a hacerlo. Este hecho deja muchas vergüenzas al aire, quizás demasiadas. Según nuestro sistema penal hay un principio de igualdad que rige casi por encima de cualquier cosa "Todos somos iguales ante la ley", la realidad es que ese principio tiene una extensión de facto que dice "....pero unos más iguales que otros". 

Al parecer igual da robar que no robar, sobre todo si eres un famoso o defiendes a un equipo de fútbol. Igual da que en un barrio la gente pase hambre o sufra a diario el drama de la droga. Lo importante es quien toque el martillo del paso cada Sábado de Pasión. Igual da que se hagan las cosas bien o mal, o igual da comer que no comer, igual da tener acceso a un derecho fundamental como el trabajo o no tenerlo, igual da, todo da igual si al final consigo salir de patero derecho el próximo año o si el presidente de mi club me trae a Kanoute. ¿Igual da? A mí por lo menos no me da igual.

Foto ABC

martes, 21 de enero de 2014

Museo cofrade

Estamos disfrutando en estos días de la magnífica exposición que se ha organizado de la obra de Juan Borrero en el Castillo de San Jorge. Desde luego es una muestra que recoje algunas de las joyas que este artista ha hecho para la ciudad de Sevilla, es seguramente una forma de homenajear a alguien que tanto ha hecho porque la Semana Santa deslumbre a todo el que la ve. Con esta exposición se inaugura el año museístico cofrade y pronto volveremos a pasarnos, como todos los años, por el Circulo Mercantil y su fabulosas muestras.

Tanto el Mercantil, como el Ayuntamiento cuando ha hecho alguna, Cajasol o ahora el Castillo de San Jorge son ejemplos que en Sevilla hay necesidad de exponer el patrimonio cofrade. La gente responde cuando la organización es buena y lo expuesto es de valor. En otras ocasiones ya hemos tratado en este blog la necesidad que tiene la ciudad de dinamismo económico, que mejor reclamo que nuestro mayor potencial.

Algunos dicen que la idea de un Museo cofrade en Sevilla no funcionaría, que aquí ya se intentó una vez y fue un absoluto fracaso. Eso es cierto pero hay que ver que en aquella ocasión se hizo a desgana y sin total convencimiento. Hoy en día las instituciones que de verdad han apostado por este modelo de CULTURA están dando la razón a quienes pensamos que Sevilla necesita de este museo y que de hacerse con cordura y ganas es seguro que sería un rotundo éxito.

Algunas hermandades sí tienen expuesto su patrimonio durante todo el año, otras por falta de espacio, dinero o ganas tienen oculto lo que siempre debería estar expuesto. El Museo sería una fantástica oportunidad para conseguir que estas hermandades tuvieran mejor conservado su patrimonio, amén, de como ya hemos dicho, ser un posible punto fuerte de nuestra oferta turística.

Si este tipo de museos ya existe con éxito en ciudades de gran tradición cofrade como Zamora o Málaga e incluso en poblaciones menores como Puerto Lumbreras o Vélez Málaga, si aquí cuando se hacen exposiciones tienen éxito, si tenemos ejemplos como el Museo de la Macarena que tan bien funciona, nos deberíamos hacer una pregunta ¿Por qué aquí no se hace?


Foto: http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es/

martes, 14 de enero de 2014

Existen dos plazas en Sevilla

Existen dos plazas en Sevilla con dos estatuas que representan a los artistas de lo divino. Dos plazas que durante todo el año huelen a sardinas y aceitunas de manzanilla, pero que en Semana Santa convierten ese olor en incienso y cera quemada. Dos plazas donde el sevillano pide "Otra de Cruzcampo, miarma" y el turista pide "Otra caña, por favor". Dos plazas con "rampla" y alfombras rojas que hacen que el cofrade que ve esto le entre un cosquilleo indescriptible. Dos plazas de niños correteando y carritos cogiendo las primeras fragancias de vida, de jóvenes que dan sus primeros paseos agarrados de la mano de quien están seguro será la persona de su vida, de ancianos que miran desde un balcón como ha cambiado todo en tan poco tiempo, pero que en el fondo ven que todo sigue siendo igual. Dos plazas que circunstancialmente se llaman del Salvador y de San Lorenzo pero que cualquier cofrade las llama Plaza del Señor de Sevilla y la Plaza de Pasión.

Existen dos plazas en Sevilla con un buen número de titulares de nuestras Semana Santa, dos plazas con dos túnicas, una de cardos y otra de acantos, dos plazas donde ya en el mes de Enero todos decimos "Esto ya está aquí", dos plazas con dos nazarenos, dos cristos, uno hecho hombre y otro hecho dulzura, dos plazas muy diferentes pero demasiado iguales, dos plazas en las que vemos a San Juanes y Don Juanes, a Caifás y a sumos sacerdotes de la sevillanía, a madres que piden a su otra madre porque sólo esta les puede entender.

Existen dos plazas en Sevilla en las que el sevillano y el de fuera van a sus iglesias y centran sus miradas en un mismo Dios con la cruz a cuestas, son dos pero son el mismo, son 4 ojos pero en realidad son los mismos ojos que recogen tantas miradas de consuelo, auxilio, agradecimiento, frustración, desesperación y agonía. Son dos cruces las que portan pero son la misma cruz de ver tantas tragedias personales y anónimas que por allí pasan todos los días, llevar la cruz con dignidad y tirar "palante" como sea, esa es la Estrella de Oriente que guía a muchas personas. Son dos cristos, dos nazarenos, pero son el mismo Dios que los 365 días del año ayudan al sevillano a tener ese momento de respiro y creer que vamos a salir de esta.

Existen dos plazas en Sevilla en las que el tiempo se para cuando miras a los ojos del que lleva la cruz, el resto del Universo no existe cuando ante él pides lo que sólo él te puede conceder y la Gloria se puede besar durante todo el año en los divinos talones de quien por nosotros va portando el pesado madero. Existen dos plazas en Sevilla, como diría Victor García Rayo, yo me entiendo.


martes, 7 de enero de 2014

Cuento de Navidad (IV de IV)

A lo lejos ve una pequeña figura dirigirse hacia él. Asenjo se queda quieto y lo mira fijamente, parece un niño de corta edad. Finalmente esa figura se coloca frente a él y ambos se quedan mirándose a los ojos durante unos instantes. 

- ¿Eres otro espíritu?

- Sí, soy el Espíritu del Futuro

- Y ¿Quien eres?

- Soy el niño que vestido de servidor de librea avisa al Diputado de Cruz de Guia del Silencio que la cofradía ya está al completo en la calle, pero también soy el niño que pide la primera venía en Carrera Oficial, y el acolito que durante mi estación de penitencia hace que el incienso no pare de salir, puedes verme también en mi cofradía de barrio luciendo orgulloso mi primera túnica de nazareno, y de monaguillo en un sinfín de cofradías, o con el costal que mi padre me pone cuando apenas levanto un palmo del suelo.

- Ya, entiendo- Dice Asenjo en un tono reflexivo.

- Soy ese niño pero también soy el niño que acude a hombros de mi padre para ver una cofradía extraordinaria en Octubre y comprender así que la fe y la devoción no duran sólo una semana, o el niño que desde el carrito escucha los sones de la banda al pasar, o el que en su barrio se acerca a ver la imagen de Jesús que unos vecinos tienen en un local mientras veo las puertas de la Iglesia del barrio cerrada. Me puedes encontrar por Mayo atareado en la construcción de mi pequeño paso y planeando como va a ser el día en el que yo sea el que acerque a Jesús a la calle. 

- Creo que entiendo lo que quieres decir.

- Sí, seguro que me entiendes porque también soy ese niño desnutrido hijo de unos padres desahuciados y en paro, pero a la vez soy el hijo de los padres que acuden al comedor social del barrio, a la hermandad o asociación cofrade de su zona para poder conseguir algo de comida. Soy ese niño que no cae en la delincuencia porque estoy en una Banda cofrade o el que ayuda a mi vecino para recaudar algo de dinero para la asociación. O el que alumbro a Dios con mi cirio en una salida de una asociación porque mis padres no tienen recursos para comprar una túnica de nazareno. En resumen soy ese niño cofrade que ha existido siempre y que ha garantizado siglo tras siglo el poder seguir con la tradición. Como niño que soy estoy libre de cadenas, vivo cada segundo, disfruto cada momento y siempre estoy con la ilusión de lo que el futuro me deparará. 

- ¡Ay! Cuánto me gustaría pensar como tú pero....

- Señor, todos podemos vivir nuestras vidas con ilusión, pensando que lo que tenemos delante en esos momentos es lo mejor que nos ha pasado nunca pero que no será tan bueno como lo que viene. Pensando en disfrutar del momento más que en como lo podemos estropear. Señor, si me da la mano y se deja guiar por mi ilusión se librará de sus cadenas, esas que le tienen inmóvil. 

El niño extiende su mano hacia Juan José Asenjo y le dice:

- Señor, ¿Me da la mano?

FIN

Foto: El Mundo