martes, 14 de enero de 2014

Existen dos plazas en Sevilla

Existen dos plazas en Sevilla con dos estatuas que representan a los artistas de lo divino. Dos plazas que durante todo el año huelen a sardinas y aceitunas de manzanilla, pero que en Semana Santa convierten ese olor en incienso y cera quemada. Dos plazas donde el sevillano pide "Otra de Cruzcampo, miarma" y el turista pide "Otra caña, por favor". Dos plazas con "rampla" y alfombras rojas que hacen que el cofrade que ve esto le entre un cosquilleo indescriptible. Dos plazas de niños correteando y carritos cogiendo las primeras fragancias de vida, de jóvenes que dan sus primeros paseos agarrados de la mano de quien están seguro será la persona de su vida, de ancianos que miran desde un balcón como ha cambiado todo en tan poco tiempo, pero que en el fondo ven que todo sigue siendo igual. Dos plazas que circunstancialmente se llaman del Salvador y de San Lorenzo pero que cualquier cofrade las llama Plaza del Señor de Sevilla y la Plaza de Pasión.

Existen dos plazas en Sevilla con un buen número de titulares de nuestras Semana Santa, dos plazas con dos túnicas, una de cardos y otra de acantos, dos plazas donde ya en el mes de Enero todos decimos "Esto ya está aquí", dos plazas con dos nazarenos, dos cristos, uno hecho hombre y otro hecho dulzura, dos plazas muy diferentes pero demasiado iguales, dos plazas en las que vemos a San Juanes y Don Juanes, a Caifás y a sumos sacerdotes de la sevillanía, a madres que piden a su otra madre porque sólo esta les puede entender.

Existen dos plazas en Sevilla en las que el sevillano y el de fuera van a sus iglesias y centran sus miradas en un mismo Dios con la cruz a cuestas, son dos pero son el mismo, son 4 ojos pero en realidad son los mismos ojos que recogen tantas miradas de consuelo, auxilio, agradecimiento, frustración, desesperación y agonía. Son dos cruces las que portan pero son la misma cruz de ver tantas tragedias personales y anónimas que por allí pasan todos los días, llevar la cruz con dignidad y tirar "palante" como sea, esa es la Estrella de Oriente que guía a muchas personas. Son dos cristos, dos nazarenos, pero son el mismo Dios que los 365 días del año ayudan al sevillano a tener ese momento de respiro y creer que vamos a salir de esta.

Existen dos plazas en Sevilla en las que el tiempo se para cuando miras a los ojos del que lleva la cruz, el resto del Universo no existe cuando ante él pides lo que sólo él te puede conceder y la Gloria se puede besar durante todo el año en los divinos talones de quien por nosotros va portando el pesado madero. Existen dos plazas en Sevilla, como diría Victor García Rayo, yo me entiendo.


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