Vivimos en una sociedad donde cada vez los extremistas toman más fuerza y donde los egos personales están muy por encima del bien del conjunto. Si esto es así en toda la sociedad, el mundo de la Semana Santa no es menos. O lo que es lo mismo, es muy difícil, quizás imposible, que el mundo cofrade sea una burbuja perfecta, dentro de un mundo imperfecto.
En el artículo anterior analizamos someramente las que han sido polémicas de esta Semana Santa. Si las vemos detenidamente nos daremos cuenta que las tres están relacionadas, de una manera u otra, con lo que he explicado en el párrafo anterior. Por un lado tenemos la actitud de Los Panaderos que en un ejercicio de insolidaridad, prefirió su lucimiento personal en un lugar tan emblemático como La Campana, antes que colaborar con una HERMANDAD HERMANA (valga la redundancia) como es La Lanzada. La hermandad de la Esperanza de Triana también prefirió su lucimiento personal y su "baño de masas" antes que respetar a otra HERMANDAD HERMANA que estaba empezando su Estación de Penitencia en el día que le correspondía. Por último tenemos al costalero de Montesión que estaba más preocupado de exhibir sus horas de gimnasio antes que exhibir sus cualidades evangélicas (si es que las tiene).
Estos podrían ser hechos aislados sin mayor importancia pero quienes seguimos el mundo cofrade desde dentro sabemos que estas actitudes son el pan nuestro de cada día. En Semana Santa lógicamente toman más importancia porque el foco mediático está multiplicado por mil con respecto a cualquier otra semana del año. Esto es un peligro muy grande, porque en definitiva nos está mostrando como las hermandades están tomando el camino del individualismo por encima del colectivo y no podemos decir que esta situación sea nueva en nuestra historia, pero si debemos advertir que en esas épocas de individualismo es cuando las hermandades pasaron su peor época. Algunas desaparecieron para siempre, otras lo hicieron temporalmente y en muchos casos fue motivado por el desgaste continuo que suponía el enfrentamiento entre ellas, en vez de luchar por la unión que las hiciera a todas más fuerte.
Y en este punto es donde debemos advertir aquel viejo lema romano del "Divide y vencerás" y como en un mundo cofrade dividido y enfrentado entre sí, es mucho más fácil el ataque del "enemigo" externo. Es mucho más fácil que vengan desde Alemania a reírse en nuestra cara sin que aquí pase absolutamente nada. Es mucho más fácil el argumento para los que atacan a nuestra Semana Santa tachándola de puro folclore. En definitiva, es mucho más fácil debilitar aún más algo que es tan importante para muchas personas.
Ninguna hermandad por sí sola sería nada, por muchos hermanos que tenga, por muchos devotos que le recen, por mucha gente que le acompañe en su estación de penitencia, que todas las hermandades tengan claro que pertenecen a un todo y que individualmente no son nada (o prácticamente nada). Todas necesitan de todas, y todas se deben apoyar en su HERMANA porque lógicamente el enemigo cuando ataque no va a dar su hombro, sino más bien al contrario va a aprovechar la debilidad para atacar con más fuerza si cabe.
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