lunes, 15 de junio de 2020

San Bernardo: barrio y hermandad

El fenómeno social y antropológico es sin duda uno de los aspectos más destacables de la Semana Santa de Sevilla. La simbiosis entre barrio y hermandad, normalmente, acaba definiendo a ambas. Hay barrios que no se entienden sin su hermandad, y hay hermandades que no se entienden sin su barrio. En este artículo vamos a ver uno de los ejemplos más complejo que se da en Sevilla: San Bernardo. Una zona que ha sido históricamente maltratada por los gestores municipales y cuya bandera es hoy en día la hermandad. El urbanismo, elementos industriales, infraestructuras e hitos geográficos han determinado el sino de esta zona de la ciudad. Cada Miércoles de Santo vemos numerosas señales de cómo ha sido la Historia del viejo arrabal.



Banderín de San Bernardo

En la época musulmana, el actual barrio de San Bernardo estaba a las afueras de la ciudad y se le conocía con el nombre de Benialofar. Situado cerca del Palacio de la Buhaira, construcción que mandó levantar - sobre una laguna desecada - el califa Abu Yacub Yusuf. La orden templaria fue una de las que ayudó en la conquista de Sevilla. Una parte de sus tropas establecieron campamento en aquí, dejándolo asolado a su llegada. A las órdenes del infante Alfonso, llevaron el asedio intramuros frente la Puerta de la Carne. Hoy en día sigue muy presente esta reminiscencia en el callejero: Valme, Tentudia, Santo Rey, Campamento, Huestes, Alonso Tello, Gallinato, Cofia... incluso el nombre de San Bernardo tiene relación con este hecho histórico, ya que las tropas cristianas se asentaron en esta zona el 20 de agosto de 1246, día de su onomástica. Posteriormente, el rey santo ordenó levantar una ermita con el nombre de San Bernardo, justo en el lugar que hoy se encuentra la parroquia. Los meses anteriores al asalto a Sevilla, los caballeros que acompañaban al monarca competían entre ellos para conseguir ser su mejor valido. Es el motivo por el cual la actual calle Marqués de Estella se llamaba anteriormente Competencia. 


En la Baja Edad Media la zona está casi despoblada, quedó convertida en Huerta del Rey. Existió durante décadas, una lucha entre varios monarcas por el dominio de estos terrenos, hasta que en el siglo XV los Reyes Católicos otorgan la propiedad a Catalina de Ribera. Es a partir de ese momento cuando experimenta un crecimiento. Fundamentalmente, con la creación del convento de Portacoeli y el primitivo matadero. Era una zona de moriscos que vivían de la agricultura. En el XVI sigue creciendo, ya no sólo con la agricultura, sino también como zona industrial. Destacan numerosos hornos de pan y la fundición de Juan Morel (1555), precedente de la fundición de Artillería. A finales de este siglo se levanta el primer templo de la zona. El siglo XVII es dantesco en toda la ciudad. Crisis de todo tipo, siendo el peor momento la epidemia de Peste de 1649. San Bernardo se resiente, lógicamente.


Grabado de Hoefnagel (1565). Observamos algunas casas en la zona

Y llegamos al siglo XVIII, época en la cual el barrio vive un importante auge, gracias a que la meteorología ayudó a tener muy buenas cosechas. Se produce una «explosión demográfica». Es en ese contexto cuando aparece el germen de la Hermandad de San Bernardo, gracias a que un grupo de jóvenes empiezan a "jugar" a los pasos. El paso se guardaba dentro de la Fundición de Artillería, donde residían los impulsores de esta iniciativa (Juan Severino y Juan Rodríguez). Posteriormente, llegaron a salir desde el horno de Ramón Peredo, situado en la calle Ocho Hornos. Lugar y nomenclátor que indica el peso industrial que antes hemos comentado. Fue conocida como la Cofradía de los Muchachos durante algún tiempo, debido a esta semilla infantil de su fundación. Anteriormente, en 1732, se había fundado la Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Patrocinio en la parroquia. Y la Sacramental, que también estaba establecida en la parroquia. La Hermandad de la Santa Cruz y Nuestra Señora del Patrocinio ya tenía por aquel entonces una fuerte vinculación con el mundo taurino a través de Joaquín Rodríguez "Costillares". En 1851 se fusionarían ambas corporaciones.



Banderín de la Virgen del Patrocinio

El Domingo de Ramos de 1762 salen de la parroquia portando el crucificado que había en lo alto del altar de la Sacramental. En 1763 el provisor José Aguilar y Cueto no aprueba las reglas presentadas por Juan Antonio de Villanueva. Aunque el cardenal Solís da la licencia para procesionar en la tarde del Lunes Santo, siempre y cuando lo acompañase el cura, y Juan Ponce de León, presidente de capillas, diese el correspondiente permiso para que la cofradía saliese del templo. Para dar mayor lucimiento a la procesión, se solicita sacar la imagen de un crucificado del vecino convento de Portacoeli. Además es el prior de dicho cenobio bendice una imagen de la virgen, siendo advocada como del Refugio. Los pasos se montan en el convento y son trasladados a la iglesia en la noche del Domingo de Ramos. En 1764 se aprobaron las reglas y empiezan a hacer estación de penitencia a la catedral. En 1765 sale el Miércoles Santo, ya con el crucificado que había en la parroquia.


Es reseñable mencionar el contexto en el que la cofradía da sus primero pasos. En 1767 llega a Sevilla Pablo de Olavide. Con el vino la Ilustración a la ciudad. Urbanizó y limpió muchas de las calles, mandó levantar el primer mapa topográfico, fundó la Sociedad Patriótica, reformó los planes de estudios universitarios... En lo referente a las cofradías, en 1768 prohibió que estuvieran de noche por las calles. El 5 de octubre de 1771 se emitió un informe donde se indicaba que en Sevilla existían 426 hermandades, 374 cofradías, 50 congregaciones y 21 órdenes terceras. Todo ello en una población que lo que tenía era algo más de 100.000 habitantes. 20 hermandades tuvieron reglas aprobadas por el Consejo de Castilla, entre ellas San Bernardo (1793).


San Bernardo en el plano de Olavide (1771)

Entre 1780 y 1786 se construye la actual parroquia, siguiendo las trazas del arquitecto José Álvarez. En 1782 se había consolidado la función industrial con la fábrica de artillería (una de las más importantes de Europa). Una fábrica que junto a la hermandad han formado parte de los pilares del barrio. Cada Miércoles Santo podemos observar la escolta que los artilleros hacen a los pasos de la corporación. La incorporación de santa Bárbara, como titular de la hermandad, hay que justificarla por esta unión, ya que es la patrona de la artillería y la minería.

 

Representación de santa Bárbara en el faldón del palio de María Santísima del Refugio


Jarras en forma de "cañoncitos" del palio de María Santísima del Refugio


Guion de Santa Bárbara en el cortejo de San Bernardo


Artilleros escoltando los pasos el Miércoles Santo (Foto ABC)

En los últimos años de este gran XVIII se empieza a vislumbrar un cierto decaimiento, que prosigue en el primer tercio del XIX. Los deshechos del matadero arrojados al Tagarete, que convierten la zona en insalubre, unido a que la población que vivía allí era de muy poco poder adquisitivo, hizo que se sufrieran numerosas epidemias que lastraron la evolución que había experimentado en el XVIII. Especialmente dañinas resultaron la fiebre amarilla y cólera. Por la primera de éstas, salió el Cristo de la Salud en procesión de rogativas en el otoño de 1800, iba "con muchos nazarenos descalzos delante del paso con cirios" y los niños del Colegio de Náutica de San Telmo.


Es en el XIX cuando la corporación del Miércoles Santo empieza a configurar una de sus mayores señas de entidad en la actualidad (aunque como vimos antes, venía ya desde el siglo XVIII). La Hermandad de los Toreros, como popularmente se le conoce, tiene su origen en Francisco Arjona "Curro Cúchares". Impulsa a la corporación, ya que ésta había ha entrado en una época de decadencia en consonancia a la del barrio. Su muerte, por Peste Negra, mientras estaba en Cuba, hace que haya un frenazo en el impulso que se estaba produciendo. Es su hijo, quien rodeado de otros toreros, volverá a impulsar a la Hermandad de San Bernardo años después. Hay que recordar que no es casual que el barrio sea cuna de grandes matadores, ya que la vinculación es histórica con estos festejos, primero por realizarse en el antiguo matadero (primer sitio de Sevilla donde se hicieron) y luego por la creación de la plaza de toros de la Monumental a escasos metros de San Bernardo. Hay que destacar familias como los Trigos, Bienvenida o Vázquez. Actualmente, esta relación se mantiene con el diestro Eduardo Dávila Miura. 


San Bernardo en el plano taquimétrico de Sevilla y sus afueras (1890)



Los hermanos Pepe Luis y Rafael Vázquez

El gran hito del barrio será desde ese momento la inauguración de la estación de ferrocarril en 1860, que incrementa la importancia de San Bernardo por lo que representa de actividad económica, pero a cambio de separar por completo al barrio, debido a la barrera que formaban las vías del tren. Hecho que repercutió negativamente en el crecimiento de los años posteriores. Este aislamiento geográfico hizo que, de nuevo, se entrara en crisis. Quedando como un enclave degradado, dentro de la expansión de la ciudad que empezaban a experimentar zonas cercanas. Se unía, en estos años, un recorrido tortuoso, ya no sólo en las calles de su feligresía, sino también en su recorrido de ida y de vuelta de la catedral. El deficiente estado del pavimento de las calles del arrabal, así como farolas, marmolillos, salientes y todo tipo de mobiliario urbano, motivaron que el mayodomo de la hermandad solicitara en 1892 la intervención del Ayuntamiento hasta en catorce calles de su recorrido. 


Litografía de la estación de Sevilla (1864), Eduardo Antón Rodriguez, Guía del Viajero, BNE



Riada de 1877

Dichas décadas tristes y sombrías fueron la antesala del gran cambio del barrio. La segunda mitad del XIX y los principios del siglo XX, suponen la mayor transformación de San Bernardo en toda su historia. Se afianza como zona industrial: pirotecnia militar, fábrica de cápsulas,un nuevo matadero (ya fuera del barrio)... El desarrollo urbanístico de la ciudad tiene en esta demarcación algunos de los cambios más profundos: cubrimiento del arroyo Tagarete, derribo de la muralla, construcción del puente de San Bernardo (1924), hoy tan emblemático para la hermandad y la Enramadilla para salvar la vía ferroviaria. También en 1924 se construye el cuartel de Bomberos (al igual que el puente, obra de Juan Talavera y Heredia) y el mercado de la Puerta de la Carne (Gabriel Lupiañez Gely y Aurelio Gómez Millán) en 1927. Este último es uno de los pocos ejemplos de arquitectura racionalista en Sevilla. A lo largo del tiempo se ha afianzado también una relación de confraternidad con el vecino cuerpo de Bomberos. Cuya máxima expresión está en el regreso de la cofradía cada Miércoles Santo, cuando los funcionarios honran al Santísimo Cristo de la Salud y a María Santísima del Refugio con una iluminación especial y una petalada.


Construcción del Puente de San Bernardo (1924)


Foto de Eduardo Martínez Alba


Corpus de San Bernardo por la Fábrica de Artillería

En estos años el barrio es habitado, principalmente, por personas que vienen de otros municipios, atraídos por la mano de obra que requiere la industria de la zona, además de ser viviendas más asequibles por estar a las afueras de Sevilla. En el primer tercio del siglo XX, este aumento seguirá, debido a los obreros que venían para trabajar en la preparación de la Exposición Iberoamericana de 1929. Este auge de trabajadores hizo que se convirtiera en uno de los bastiones del sindicalismo. A mediados del siglo XX el barrio tiene la población de 6.083 habitantes (1950). La cifra más alta que jamás ha alcanzado oficialmente. A partir de ahí, fiel a su historia de altibajos, entra en otra época de degradación. Llegando a tener sólo 913 habitantes en 1986. La decadencia económica y, sobre todo, la riada del Tamarguillo en 1961 hizo que la población emigrara a otros barrios que empezaban a expandirse por aquel entonces (San Pablo. Amate y Alcosa, principalmente). En 1963 el Ayuntamiento llegó a decretar la destrucción del barrio para transformarlo en zona comercial. Afortunadamente, dicho plan no llegó a ejecutarse nunca, debido a la llegada de la democracia a los Ayuntamientos y a la Ley del Suelo de 1975.


Manifestación contra el pistolerismo (San Bernardo, 1932) 

  
Calle Marqués de Estella (Siglo XX)


Estación de San Bernardo (1955)


Philippe Le Tellier (1959)


Era tradicional que la cofradía recorriera varias calles del arrabal antes de entrar como San Bernardo, Santo Rey, Marqués de Estella, Alonso Tello y Almonacid. Desde 1968 este recorrido quedó suprimido y en la actualidad regresa directamente desde San Bernardo hacía Santo Rey y Almonacid. Este cambio de recorrido coincide, y seguramente sea la justificación, el descenso demográfico que acabamos de ver.


El Señor de la Salud por las calles del viejo Arrabal


Representación del Puente de San Bernardo en el llamador del paso del Cristo de la Salud

En esa Sevilla de principios de los 80 del siglo XX, San Bernardo era un barrio casi inerte. Con casas viejas y semidestruidas y habitantes vagabundos y okupas en un porcentaje alto. Durante el siglo XX no se supo rejuvenecer a la población. Si en 1936 el sector de edad más representado era el de 15 a 25 años, en 1986 era de 65 a 75 años. Será otra exposición internacional, en este caso la de 1992, la que vuelva a impulsar a San Bernardo, al menos urbanísticamente. Las transformaciones de esos años conllevan la perdida de algunos edificios tradicionales, pero a la vez lo convirtieron en un enclave peculiar. Rodeado de grandes bloques de pisos y oficinas, sus calles mantuvieron parte de la esencia de una Sevilla perdida. Destaca que en este siglo XXI la vida cofrade sigue creciendo en el barrio, con el nacimiento de una asociación de carácter civil, Abnegación de San Bernardo. El tiempo dirá si en esta ocasión también estamos ante una entidad nacida en el ámbito civil y que al final acaba formando parte de la Iglesia.


La Hermandad de San Bernardo ha crecido mucho en estas décadas, hasta convertirse en una de las que más nazarenos saca a la calle. La explicación es que a pesar del despoblamiento sufrido en esa segunda mitad del siglo XX, sí se recogieron los frutos del «boom» de la primera mitad. Familias, que se fueron a otros barrios, pero quisieron mantener el arraigo a través de la hermandad. Y con ellos sus hij@s, niet@s... Cada Miércoles Santo las calles rebozan gentío, algo difícil de ver el resto de los 364 días del año. En la retina de las personas más mayores, que se acercan todos los años a la salida de la cofradía, podemos ver la etapa más viva del barrio de San Bernardo. 



Fuentes:
  • El barrio de San Bernardo. Angel L. Vera Aranda. Revista de Estudios Andaluces (nº 10). 1988
  • Web de la Hermandad de San Bernardo
  • Sevilla Bajo tus pies (@HuellasSevilla)
  • 'Nervión desde el cielo'. Camino a Nervión.Victor Fernández Salinas. 2013
  • 'San Bernardo de ayer a hoy: la reconstrucción simbólica de un barrio'. Web Sevilla cofradiera. Mariano Lopez Montes y José María Lobo Almazán. 29 de mayo de 2018
  • Historia general de la Semana Santa de Sevilla. Álvaro Pastor Torres, Francisco Robles y Manuel Jesús Roldán. Ediciones El Paseo. 2019
  • El recorrido de las cofradías de Sevilla. José Julio Gómez Trigo. Punto rojo libros. 2016



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