viernes, 26 de junio de 2020

La Sevilla del futuro (y IV): la crisis medioambiental

Como he insinuado en los artículos anteriores, el punto medioambiental es quizás el reto más importante al que la ciudad (el planeta en realidad) se tiene que enfrentar a partir de ahora. Un municipio con una calidad medioambiental alta hace inexorablemente que sea también una ciudad sana y genere más riqueza, de todo tipo. Una ciudad poco amigable con su aspecto ambiental será, igualmente, más insalubre y generará muchas perdidas en la cuestión económica y saludable.

Vinculado al turismo vimos la urgencia que tenemos de empezar a imponer tasas turísticas que vayan destinada a reparar el posible daño que el turismo provoca en la ciudad. Si estas tasas no son cobradas, el daño se produce igualmente y será el sevillano quien tendrá que repararlo de su bolsillo. Son multitud de ciudades europeas las que tienen implantado este sistema y se está demostrado efectivo. 

Pero el gran problema de la ciudad está en su nula planificación. No existen vías verdes que conecten la periferia y el centro. Ni fuera del centro, espacios donde el peatón pueda transitar libremente. Al igual que existe una red de carriles bicis, debería existir una red peatonal espaciosa y con vegetación que uniera los barrios con el centro. Igualmente, zonas verdes en estos barrios. Pero desde hace algunos años Sevilla ha empezado a andar el camino inverso. El de la tala masiva de arboles. Cada vez menos hay menos espacio para el peatón. Ahora, con la distancia física que se nos exige, al Ayuntamiento le  han estallado las costuras. Sigue impasible sin dar una solución.

La apuesta por el transporte público debe ser más decidida y - volvemos a decir la misma palabra - planificada. Estos días está de actualidad el tranvía. Una obra que representa todo lo negativo que una corporación puede hacer en estos momentos. No sólo es un infraestructura innecesaria y costosa, sino que tal como está planteada, conllevara una nueva tala de árboles. En este caso en Luis de Morales y la avenida de San Francisco Javier.

En resumen, las líneas generales que el Ayuntamiento debería plantearse para salir de esta crisis, como una ciudad mejor, son: solidificar un urbanismo verde, con infraestructuras y herramientas que sean eficaces para el ciudadano. Crear, de una vez por todas, un modelo de ciudad que no dependa del que viene de fuera, sino que se base en quién vive aquí los 365 días del año. Una gran ciudad que sepa explotar sus grandes potencialidades y con éstas tape las deficiencias que también pueda tener u originar. Antes que la Covid llegara a nuestras vidas, la ciudad llevaba una camino que la conducía directa al abismo. Ahora el escenario ha cambiado, o sabemos adaptarnos o ya no es que estemos en el camino hacía el abismo, sino que estaremos directamente cayendo por el mismo. 

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