domingo, 9 de noviembre de 2014

¡Tú sí que NO vales!

Corría el siglo XIII cuando el rey Fernando III entraba triunfante en Sevilla. A lo largo de todo ese siglo, en la otra parte de Eurasia, se extendía uno de los mayores imperios que han existido en la historia de la humanidad: El Imperio Mongol. De la mano de Gengis Kan (Señor de todos los Océanos) llevaron el terror allí donde llegaron. Hoy en día, de ese gran imperio queda un país de Asia y con el nombre de Mongolia se conoce en España a un panfletillo a color. 

Reconozco que soy un apasionado del humor satírico y negro, lector en su época del Jueves y hoy en día seguidor de un gran número de dibujantes que de una manera satírica elaboran la crítica más feroz que pueda hacerse. Evidentemente no me estoy refiriendo a la revista Mongolia cuyo único recurso es el insulto y lo burdo ante la manifiesta falta de talento de sus integrantes. Como en todas las profesiones, y especialmente las que requieren de talento personal, no todo el mundo vale para este oficio. La prueba inequívoca para saber si alguien es bueno o no, es que los grandes de este campo nunca recurren al insulto explícito.  

El TL de la revista Mongolia podría firmarlo cualquier adolescente imberbe que, en una época difícil de la vida, intenta tener su momento de gloria, esa época donde es necesario que alguien nos alabe para superar tantos complejos y dudas. Evidentemente si el Twitter del panfletillo fuera llevado por adolescentes la cosa no pasaría de una chiquillada propia de la edad, pero cuando esta cuenta es llevada por autoproclamados profesionales del humor, la cosa ya tiene peor pinta. Si con cierta edad no has demostrado tener el suficiente talento para ganarte la vida de una forma digna, es muy triste tener que recurrir al insulto, menosprecio y falta de educación para poder llevarle un plato caliente a tus hijos.

Cuando la revista Mongolia hace ciertas portadas debe tener en cuenta una cosa, para una publicación satírica lo primordial debe ser ir contra el poderoso, contra el corrupto y contra quien extorsiona. Ir contra un icono que representa tanto para muchísimas personas humildes es de una bajeza moral incluso delictiva. Saben que sacando una imagen cofrade consiguen el aplauso fácil de una parte de su público, además de crear una polémica estéril que les dará la publicidad que necesitan y que no pueden conseguir por su ingenio o inteligencia. Justamente aplausos fáciles y polémicas estériles es lo que las revistas satíricas no han buscado nunca. Es por ello que pienso que en este caso es mejor llamarles panfletillos a color antes que revista satírica. 


Foto: Hermandad de la Macarena



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