sábado, 21 de junio de 2014

Neorancios que brillan más que el sol

El neorancio se levanta el día del Corpus temprano porque tiene una dura jornada por delante. No, no es para ver la procesión, es para fijarse en todo lo que ataca ferozmente la esencia de la sevillanía. El neorancio sabe que sólo él tiene la verdad absoluta y por tanto se autoproclama defensor de lo correcto. ¡Ay! cuantos defensores de lo correcto hay en esta ciudad.

El neorancio se da una primera vuelta por el recorrido del Corpus para empezar a detectar quienes actúan mal. 8.13 de la mañana, llega al Salvador y salta la primera alarma: ¡Dios mío! ¿Que es ese altar con un cristo? El neorancio se acerca y ahí es cuando "le da", como decimos por aquí coloquialmente, se trata de un altar puesto por una asociación cofrade, o como mal llama el neorancio, una ilegal. El neorancio ya sabe que tendría carnaza con esto para charlar en su tertulia cofrade o en su twitter pero decide seguir investigando, no se le debe escapar nada, para eso es él quien tiene que parar esta decadencia.

8.40 de la mañana. El neorancio nota menos gente que de costumbre y rápidamente busca su justificación "Claro, es que con tantos inventos nos estamos cargando el Corpus". El neorancio toma nota de otro hecho que no debe dejar pasar por alto: Las personas que van en el cortejo charlan tranquilamente y parecen que van disfrutando....eso al neorancio siempre le saca de sus casillas "No se puede disfrutar, eso está muy mal, miradme a mí que como buen neorancio siempre estoy con la cara de vinagre". El neorancio empieza a ponerse nervioso, mucha gente en el cortejo y eso antes no era así: "Aquí se debe poner un remedio". También se pone nervioso porque ve muchas varas y lo fundamental del Corpus, según él, son los cirios.

8.53 de la mañana, el neorancio avista a un integrante del cortejo sin corbata....."Oh, ¡Dios mío!, llévame junto a tí pronto, ¡no puedo soportar tanto sufrimiento!". El neorancio intenta sobreponerse porque sabe que Sevilla lo necesita, que su labor de despelleje en twitter y en sus tertulias es lo que Sevilla necesita para volver a la normalidad. Lleva menos de una hora en la calle y no ha parado de arreglar la ciudad con su compadre, porque ya sabemos que el neorancio rara vez va solo, casi siempre lo acompaña su compadre.

A medida que avanza el cortejo, el neorancio coge muestras gráficas de las personas sin corbatas, de las mujeres con tirantas y/o faldas demasiado cortas a su entender, de como la gente del cortejo saluda a los de fuera....todas serán pruebas irrefutables en el juicio sumarísimo que piensa abrir en los próximos días. 

10.50 de la mañana, se acerca el final del cortejo y ¡oh, sorpresa! buscando a Juanignasio, nuestro protagonista ve que no está. Lo comenta a su compadre para que le corrobore el hecho y es su compadre quien le da la triste noticia "Er zoido no viene porque está en lo del Principe". Nuestro neorancio se viene abajo, hace una foto al lugar donde debería ir el alcalde para tener otro prueba de lo que no debiera pasar en esta ciudad y que hasta el que consideraba uno de los suyos le ha fallado. Ya ni el alcalde va al Corpus. 

12.12 de la mañana. El neorancio va al Horno de San Buenaventura a tomarse un café con un dulce, allí no para de hablar con su compadre de todas las desgracias que han visto en las tres ultimas horas, camino de su casa "se encuentra" con la vuelta del Cristo de la Cena. "¡Vaya!, aquí sí hay mucha gente, esto de los pasitos y la musiquita es lo que gusta en esta ciudad", el neorancio llega a su casa consternado y empieza la tarde cibernética de críticas a todo lo que ha visto, al final del día, el católico neorancio se da cuenta que ha visto mil cosas, que ha hablado de cientos de asuntos pero que de lo único que no ha hablado y a lo único que no ha prestado atención es lo que él dice que era lo importante: El Santísimo Sacramento. No, en realidad esto último es falso, él ni se ha dado cuenta que de lo único que no ha hablado es de lo que él luego dirá que es la esencia. Seguramente si ese día es un circo, como él defiende, es en gran parte por culpa de sus actitudes.




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