martes, 31 de diciembre de 2013

Cuento de Navidad (III de IV)

El reloj del Palacio Arzobispal indicaba la misma hora que marca cada Viernes Santo cuando el Muñidor de la Mortaja vuelve al Ex-Convento de La Paz anunciando el triste deselance, como digo, era esa hora cuando de nuevo un espíritu entra por la venta del dormitorio y vuelve a despertar a Juan José Asenjo.

- Y ahora ¿Quien eres tú?

- Soy Antonio Martín Álvarez, y fui presidente de la Asociación de Devotos de la Inmaculada Virgen María Salud de los Enfermos, de la barrida de las Avenidas

- ¿Y esa que Asociación es?

- Esa es unas de las muchas Asocaciones que trabajamos día a día para acercar la devoción en los barrios, para ayudar a los que más lo necesitan y para seguir evangelizando a la manera que Sevilla lleva haciendo siglos

- mmm A ver, ¿tú también me vas a llevar al pasado para que vea cosas?

-No, yo soy el espíritu del presente y te voy a mostrar escenas que ocurren hoy en día.

El señor Asenjo da de nuevo el paso para el frente y decide aceptar la invitación que Don Antonio le hace. Ambos se trasladan a un páramo que parece desolado y bastante alejado de la ciudad.

- ¿Dónde estamos?

- Esto es Sevilla Este y estamos en la Nochebuena de este mismo año. Ven, vamos a entrar en ese local.

Se dirigen a un local que pone "Comedero Social de San Antonio" y entran en él. Allí salta a la vista que esta lleno de personas muy necesitadas pero que están disfrutando de una agradable comida. El local es regido por religiosas filipenses.

- Asenjo al ver esa escena dice- ¡Qué gran labor hace Cáritas! ¡Qué sería de la sociedad sin nosotros!

- Monseñor, no estamos en un comedor de Cáritas.... o al menos esta comida que ves no proviene de ellos directamente. Estas personas están comiendo hoy aquí porque la Asociación Consuelo y Esperanza de Sevilla Este realizó hace unos días un ensayo solidario dónde recaudaron 100 kilos de alimentos. Asenjo se queda pensativo y sólo suelta un - "Interesante"- en voz muy baja.

Venga, Monseñor, le voy a mostrar más cosas. En esta ocasión se trasladan a otro barrio del extrarradio y se colocan delante de lo que podríamos considerar una pequeña Banda infantil de música.

- ¿Quienes son? - pregunta Asenjo

- Es la escuela de música de la Asociación de Salud y Esperanza del barrio de las Avenidas. Este proyecto sirve para que algunos niños logren una formación musical buena y a la vez ayuda a que no caigan en serios problemas como las drogas o la delicuencia en un barrio donde cada vez parece más difícil evitar estas lacras.

- Bueno, parece que tiene una labor interesante, pero sigue sin converme eso que su máximo objetivo sea sacar una paso a la calle.

- Monseñor, esta asociación en conreto lleva varios años funcionando, realizan conferencias de caracter religioso, rezan el Rosario todos los Viernes, y organizan cultos a sus titulares. Hasta 2013 no habían sacado ningún paso. Este año realizaron un bellísimo Rosario que repartió Piedad y Esperanza para todos sus feligreses.

Asenjo no sabe muy bien que contestar y sigue escuchando las palabras de Don Antonio.

- Aunque para usted esta realidad sea desconocida eso no quiere decir que no exista. Al igual que le digo, Monseñor, todas las hermandades de Sevilla hacen una labor crucial en la vertebración de esta ciudad. No sobra nadie, ni la hermandad con más devotos de la ciudad ni aquella asocición que hace su trabajo de la manera más humilde y eficaz posible. Al igual que no sobran Bandas, por ejemplo, porque desde la más laureada hasta la escuela más pequeña hacen una labor social imprescindible para la ciudad.

- ¡Nooo!, no quiero ver nada de eso. Me estás empezando a agobiar...quiero volver ya a mi dormitorio. No quiero ver más espíritus.....

El Espíritu del Presente se esfuma pero esta vez no devuelve a sus dependecias al Arzobispo, y lo deja en aquel lugar desangelado. Asenjo se atemoriza y empieza a pedir clemencia....

CONTINUARÁ




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