De
nuevo, estamos viendo una campaña política en las elecciones de una
hermandad. En este caso es San Bernardo la que está acaparando la mayor
atracción mediática, por los comunicados de sus aspirantes a hermano
mayor. Estamos ante una de las hermandades más importantes de la ciudad
(en cuanto a número de hermanos se refiere) y de nuevo la imagen que se
está dando del mundo cofrade no parece la adecuada. Aunque no es la
única hermandad, en La Lanzada o Esperanza de Triana también hemos visto
cosas de esas, que como mínimo, nos hacen fruncir el ceño.
Personalmente,
veo normal que una hermandad - y más siendo de esas dimensiones - tenga
más de una candidatura. No estoy de acuerdo con quienes se escandalizan
o no entiende que esto pase. Es normal que si las hermandades son cada
vez más grande, aparezcan este tipo de circunstancias. De por sí esto no
es malo, el problema viene cuando no se entiende como unas elecciones,
sino como una guerra. Detrás de todos estos espectáculos públicos que
vemos en algunas elecciones de hermandades, lo que se esconde son varios
de los pecados capitales: avaricia, soberbia, ira...
En
ese contexto, lo que también subyace es lo que por aquí hemos llamado
en más de una ocasión los "paseavaras". Esos miembros de junta, que se
echan un poco de gomina, se extienden las patillas, se ponen un traje de
chaqueta y le ponen una vara en la mano. Ahí es cuando el "paseavara"
se cree Batman en Gotham. Muchos de ellos son los que en el proceso
electoral hacen el trabajo sucio. Critican a sus hermanos de la otra
candidatura, incluso si pueden sacarle algún chisme, no dudan en
hacerlo. Son los blasfemadores de barra de bar y de cuentas anónimas de
twitter.
Me
importa muy poco si un hermano mayor está pensando cambiar los
capataces y costaleros. Me importa casi nada si quiere a una banda u
otra, o un estilo u otro. Carece de total importancia si un candidato
tiene un estado civil u otro. Lo que sí me importa - y mucho - es saber
si va profesionalizar la gestión de la hermandad o qué planes de
conservación de su patrimonio tiene. De eso es de lo que deberían hablar
los candidatos, con educación y sabiendo que el de enfrente es un
hermano, no un rival.
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