lunes, 8 de enero de 2018

La Cabalgata son los niños

Debe quedar claro desde el principio, 'Los Reyes es la fiesta de los niños, no es tu fiesta'. Principalmente recalco esto porque hay quien no parece entenderlo. El adulto - especialmente el más rancio - piensa que él es el centro del evento y éste se debe organizar para su uso y disfrute y en orden a su tradición, creencias e ideología. No, esto no debe ser así, hay que ser muy canalla para querer secuestrar esta fiesta a los niños. En las celebraciones de los adultos, cuando llega la extraordinaria del Gran Poder por ejemplo, cambiamos sobre la marcha los días en función de las previsiones o en Semana Santa si llueve mucho, o no se sale o se refugia uno lo más rápido posible. Incluso se dice aquello tan hipócrita de "es por los niños y el patrimonio humano". Antaño, cuando había días libres, hasta se cambiaban las jornadas de hacer estación de penitencia, si llovía el Domingo de Ramos se salía el Martes Santo, pero esos mismos años, si diluviaba en la Cabalgata, se salía el 5 de enero por la tarde sin opción posible a cambio. Los niños daban igual entonces y siguen dando igual a ese grupo que todo lo ve desde su único punto de vista egocéntrico. Algunos adultos lo que hacen es usarlos para sus creencias e ideologías personales. Llega la fiesta de los más pequeños y en una decisión macabra decidimos que ellos soporten aguaceros, vientos y granizos, no pudiendo disfrutar plenamente en su día. Habiendo soluciones, como las hay, es deleznable hacer esto, lo ha sido siempre y lo seguirá siendo cada año que, por una mera cuestión simbólica que solo ve el adulto, no arreglemos esto. 

Como todas las ciencias, la meteorología y sus herramientas están en continua evolución, hoy podemos intuir con antelación cosas que hace 30 años no se podían saber. Sigue siendo imposible la exactitud cronológica de las lluvias por ejemplo, pero con tres días de antelación (en algunas épocas del año y si se dan ciertas circunstancias) sí podemos saber que va a ser una tarde inestable. Es el caso de este año y la tarde del 5 de enero. Se sabía que íbamos a tener el aguacero y el viento que tuvimos, se sabía que eso era un riesgo y un deslucimiento en el mejor de los casos. La provincia actuó de forma sensata y lógica cambiando la celebración a los días aledaños. El 4 no había riesgos y el 5 había muchas posibilidades que sí los hubiera. Lo importante es que el niño disfrute con la Cabalgata y, obviamente, lo haga sin correr ningún riesgo. El Ateneo suele ser una institución que organiza y promueve muy bien sus actos, la Cabalgata es su mejor obra, pero este año, en mi opinión, han jugado con fuego y eso habiendo niños de por medio es una temeridad. Cambiar en pocas horas hasta por dos veces el horario, siempre para reducir el tiempo de estancia en la calle, y al final hacer una Cabalgata indecorosa, a una velocidad de vértigo, con prisas y nervios que llevaron a una salida caótica y con un tramo - desde los Remedios hasta la entrada - bajo una intensa precipitación. Y hubo suerte esta vez, podía haber sido peor, porque el granizo podría haber caído y los vientos haber arrastrado cornisas y ramas. Que no ocurriera esta vez, no quiere decir que en otra ocasión no pueda ocurrir. Lo secundario es que el adulto tenga instalado en su mente algo simbólico, como es que esto tenga que ser en la tarde del 5 de enero. Los argumentos son tan débiles como sobrecogedores, dicen: "Siempre se ha salido con lluvia y nunca ha pasado nada" ¿Hay que esperar que ocurra una desgracia para cambiar?. Situaciones tan especiales como las de este año se dan cada mucho tiempo, nadie está diciendo de cambiar el día y la hora en situaciones normales.

La Cabalgata debe ser en la tarde del 5 de enero siempre y cuando no haya circunstancias extremas. Como sabemos que es mejor prevenir que curar, con un parte de granizos y vientos muy fuertes no se debe exponer en ningún caso a los niños. Los adultos no debemos regalarles un día de perros en su fiesta, porque repito, es su fiesta, no la nuestra. El 90% de los años harán que el 5 de enero sea un día estable climatológicamente o que sea un día parecido al 4,6 o 7 de enero, en tal caso la posibilidad de cambio no se entendería, pero este año la lógica decía de cambiarlo, porque era la tarde-noche del 5 lo que iba a estar claramente peor. Incluso la posibilidad de hacerlo por la mañana habría sido una opción a tomar en cuenta, pero no, había que arriesgar la integridad física de los niños porque los adultos somos así de miserables.

Los niños no tienen memoria temporal, por lo que a ellos lo del 4 o el 5 les da igual, tampoco tienen instalado en su cabeza el sentido de la tradición. Eso lo tenemos instaurado los adultos. Los niños son esponjas que adquieren lo que sus padres digan, si los padres comentan algo como si fuera un problema, entenderán que hay un problema. Si los padres cuentan algo con ilusión, lo entenderán y acogerán con ilusión. El inmovilismo es fanatismo, estos días lo hemos visto. Si no expones a tus hijos un día normal a granizo y viento ¿Por qué los expones un 5 de enero por la tarde e incluso parece que te va la vida en ello? Eso solo se explica desde un mentalidad fanática, poner en riesgo a los niños porque en tu cabeza tienes metida la idea que los Reyes solo pueden salir el 5 por la tarde. Te da igual la comodidad de los niños. Te dan igual las posibles consecuencias trágicas de ramas o cornisas pudiendo caer por el viento. Te da igual que la Cabalgata tenga que ir muy rápida, deslucida y bajo una tormenta. Te da igual todo, solo te importa tu creencia y tu mal entendida tradición. Sí, podemos llamarte fanático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario