domingo, 3 de septiembre de 2017

El lodazal de la rutina

Empieza septiembre, dejamos atrás las largas y tórridas tardes de verano, poco a poco los días serán más cortos y la información cofrade más frecuente. Pronto empezaremos a hablar de quien dará el pregón en 2018 y de quien pintará el cartel. Por esa época vendrán las polémicas de si los designados son o no los correctos. Habrá el mismo debate de todos los años. Luego llegará Halloween, volverán las mismas sobreactuaciones de sentirse dolidos por la implantación de esta fiesta, los mismos "memes" y las mismas ocurrencias que año tras año se repiten.

No nos daremos cuenta y ya estaremos en Navidad, viviremos un déjà vu: que si las luces no son las adecuadas, que si el Mapping este no es como el de antes, que si hay que darle un carácter más o menos religioso a esos días... Somos la ciudad Nicolas Cage, siempre sobreactuando, todo es sobreactuación y repetición en Sevilla. Llegará el día de Reyes, ya os lo digo, este año también vais a ver mil veces el "meme" de la espalda de Baltasar, no esperéis originalidad en la ciudad que se autoproclama original. Vendrá carnaval y ahí el mismo sector de todos los años seguirá pensando que no hay más fiestas que la Semana Santa, y que todo lo que no sea una celebración puramente religiosa no tiene sentido en este país.

Cuaresma, no os voy a sorprender, hablaremos de la cantidad de via crucis y de los altares de cultos más o menos acertados. Aquí los teólogos de barra de bar viven días ajetreados. Quizás este año sigamos hablando de la jaula que creó Palacio con sus Normas Diocesanas, en todo caso volveremos a lo mismo, a no salir del bucle. Empezarán a rebrotar los salpullidos de quien no admite las procesiones de las asociaciones civiles, volverán los mismos insultos y humillaciones de quienes se creen adalides de la educación y el buen hacer. Cuaresma será tiempo de volver a tirarse por la ventana con los modelos climatológicos, de creer que la especulación física y matemática es una realidad inamovible, de estar cuarenta días amargados por algo que cambia cada seis horas. En Semana Santa pasará lo mismo: que si esta hermandad tiene muchos nazarenos fuera de su fila, que si vaya tela lo que tardan en pasar por Campana, que si la banda lleva muchos componentes o que si todo esto antes no era así.

Durarán las batallas de la Semana Santa hasta que llegue el Corpus. Otra vez será un cortejo largo, de nuevo se pedirá cambiar el formato y habrá quien critique que haya más personas con el señor de la Cena y Cigarreras, que con el paso de Santa Ángela. Incluso los que ya sabéis dirán otra vez que vaya falta de respeto el no arrodillarse ante el paso del Santísimo. Sí, hombre, claro que lo sabéis, un pintor y un escritor, antaño profesiones representativas del siglo de las luces que vivió Sevilla y hoy estos dos son representantes fieles del siglo de las sombras en las que está sumida la urbe. De repente tendremos otra vez las largas y cálidas tardes de verano, esas que nos volverán a recordar todo lo que hemos hablado en este artículo.

Lo dicho aquí estará salpicado durante el año con un poquito de tema de veladores, que no falten, otro poquito del carril bici de la Avenida y aliñado todo esto con una frase mágica "esto antes no pasaba". Intentar evolucionar copiando al pasado, no evolucionar por estar siempre metidos en un bucle y en los mismos debates. Así es como Sevilla se ha quedado estancada en el lodazal de la rutina, mientras hay quien chapotea feliz en el mismo. 

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