Se acaba la trilogía de fiestas que Sevilla disfruta como propias, únicas e irrepetibles cada año. Ya se marchan las noches de "recogía", la más bella de las ciudades de la mentira y la unión de devoción con luz. Semana Santa, Feria y Rocío nos dicen un hasta luego, y es aquí cuando el sevillano se echa a dormir e hiberna por un largo periodo. Ya pasó lo que mueve gran parte del motor de esta ciudad, esta es una belleza efímera que se repite cada año, pero no sólo existe esta luz de dos meses sino también la sombra de los otros diez. El encargado de caracterización de los personajes de la película "Sevilla" sería Peter Jackson, avezado en la representación grotesca de sus protagonistas, y el guion no podría ser escrito por otro que no fuera el genial Berlanga.
Se nos fue lo único que aquí parece importar y ya no sabemos como sacar esto adelante, es ahora cuando las graves deficiencias que tiene la ciudad aparecen. Nos encontramos como convertimos en un espectáculo circense lo que podría haber sido un homenaje natural y sentido. Primero vino un artículo de Antonio Burgos en su ABC, hasta ahí todo medianamente normal, pero no valía sólo eso, había que hacer más. Trajeron a uno de los pregoneros de moda, Alberto García Reyes, sempiterno aspirante al atril del Maestranza, para que allí diera su pregón. Pero eso era poco aún, vengan diligentes una buena parte de hermanos mayores de las cofradías de Sevilla, que este encuentro es ojana pura y no va a haber quebraderos de cabeza con planes, horarios y problemas. Se les antojaba a algunos que se podían quedar cortos, así que se trajo a una de las Agrupaciones Musicales que más pitan, que vengan con uniforme, boinas y banderín, convirtamos esta minucia en un evento de gala de la ciudad. Dieron a la homenajeada un recuerdo realizado por el orfebre de una de las familias con más tradición en la ciudad, y allí mismo, como si fueran un malabarista de semáforo, pasaron el sombrero para recaudar por el obsequio. El problema es que en Sevilla el semáforo se lleva casi todo el año en rojo.
Cuando el acto esté llegando a su fin, que Virgen de los Reyes toque "Suspiros de España" para que el olor a rancio no se quite ni con toda la producción de Alcanfor SL. ¡Ay!, que fallo, con "Suspiros de España" llegaron recuerdos de una mañana en la Plaza España, alguno miró para el Arco del Postigo por si Berlanga había preparado el golpe definitivo, un palio que rematara el evento, o una magna de cofradías del Arenal ya que estamos. ¡Qué no nos falte de "ná"!. No, no hubo palio, pero fue el único detalle que se les escapó a estos señores de la sevillanía, los que saben hacer las cosas como Dios manda y quienes en cada tuit, artículo, entrevista y/o noticia nos dan, al pueblo descarriado, lecciones de lo que debemos hacer. Sigamos su ejemplo, ellos son los sabios y ortodoxos, cuando se nos jubile nuestra pescadera, nuestro carnicero o Paco el del kiosco armemos un pifostio similar. No nos cortemos, los maestros nos han enseñado que esto es lo correcto y elegante, y sobre todo lo sevillano.
La ciudad se echa a dormir, ya la última de las carriolas rocieras descansa hasta el año que viene. Ahora viene la época de tedio, la siesta de diez meses y la decadencia de una urbe con un presente mohíno y un futuro lóbrego. En esta época de sombra algunos pensarán que es mejor dormir y soñar con otros dos meses de luz. Será allá por finales de enero, cuando en la vecina Cádiz una noche nos llegue el ruido de cuchillos largos, cuando otra vez nos desperezaremos, iremos abriendo poco a poco los ojos y limpiándonos las legañas. De nuevo nos dejaremos engañar pensando que estamos viviendo en la mejor ciudad del mundo, será esa la época del año que nos miraremos a nuestro ombligo y confundamos la "pelusilla" con azahar de plata. Dormid, sevillanos, dormid y no abráis mucho los ojos, porque es posible que descubráis que la superproducción grandiosa es en realidad una tragicomedia mala y repetitiva. Mejor no mirar hacia la calentería del Postigo, no vaya a ser que nos reflejemos en los espejos valleinclanesco de la realidad sevillana.
Foto ABC
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