domingo, 22 de mayo de 2016

La Carrera Oficial: De lo social a lo histórico (II)

En el anterior artículo vimos cual era el aspecto social que tenía unido la Carrera Oficial. Hoy vamos a centrarnos más en los aspectos económicos y de seguridad, los cuales van más unidos de lo que debiera. Para seguir por donde habíamos terminado, empezamos hoy hablando de la reventa de sillas, vemos que cada vez queda más claro que está ilícita práctica es algo muy extendido en ciertas zonas del recorrido oficial. Esto, entre otras cosas, es una perdida de dinero para el Consejo, o lo que los mismo, para las hermandades. La gran parte de los ingresos de una hermandad viene por las sillas, es por ello que deberían cuidar mucho más ciertos puntos. No tener un sistema eficaz contra la reventa es estar perdiendo ingresos, y no creo que ninguna hermandad, ni el propio Consejo, estén sobrados de poder adquisitivo.

Las hermandades llevan preocupándose del tema crematístico de la Carrera mucho tiempo, seguramente dese el principio, pero en estos últimos años hemos visto como han intentado saciar su voracidad recaudatoria metiendo más sillas. En 10 años el número de sillas ha aumentado visiblemente en prácticamente todo el recorrido, siendo este el mismo, esa subida de sillas sólo puede ir en detrimento de dos cosas: seguridad y/o comodidad. Estos planes pueriles que sólo miran por el mero hecho cuantitativo y no por el cualitativo es lo que puede provocar la explosión del sistema, y ojo, esto no es baladí, si el sistema falla (o explota) y se quedan sin ese recurso, que me digan como se van a financiar las hermandades. La solución para recaudar más no es ir poniendo sillas por todos lados, incluso algunas están situadas con árboles o farolas delante.

Esta vinculación de economía y seguridad es doblemente peligrosa y moralmente muy reprochable, los cofrades sabemos que la Carrera Oficial de hoy en día no es segura, los puntos de evacuación son insuficientes en caso de ocurrir una desgracia. No hace falta ser experto en seguridad para ver que la calle Sierpes es una auténtica ratonera, que nunca haya ocurrido nada no quiere decir que no pueda ocurrir, y si algún día pasara algo (Dios no lo quiera), en la conciencia de los responsables del hacinamiento de sillas irá, y espero que en la responsabilidad penal también. Pero lo sensato y honesto es no esperar que ocurra algo, sino poner el remedio antes de que pase. Por unos euros de más, la pereza de trabajar en otro recorrido y el peligroso inmovilismo estamos viendo como año tras año se está poniendo la integridad de las personas en juego, a todo esto ¿El autoritario y "seguro" CECOP no dice nada en este tema?

Es mucho dinero el que se mueve en las sillas en una semana, y sobre todo es una financiación vital para el mundo cofrade. No podemos permitir una gestión desastrosa de este recurso, pero sobre todo no podemos permitir que recaudar un poco más vaya en detrimento de la seguridad de las personas. Hay más de una solución posible, pero para llevarlas a cabo hay que trabajar duro y dejarse de ojanas, rebujitos, manzanilla en catavinos y adobo. Desde el origen de la Carrera Oficial el trasfondo social (que ya vimos en otro artículo) y el económico (que hemos visto hoy) están presentes, pero la mayor parte de veces el interés que ha primado ha sido el meramente cofrade. En el siguiente artículo veremos eso precisamente, cómo ha evolucionado la Carrera y el porqué lo hizo. Advierto que no será una lectura agradable para los amigos del club de fans del "esto ha sido así de toda la vida de Dios". 


Foto ABC












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