domingo, 8 de mayo de 2016

La Carrera Oficial: De lo social a lo histórico (I)

A ningún cofrade escapa que la Carrera Oficial es un eje fundamental de la Semana Santa. Si nos fijamos detenidamente, un gran número de los problemas y noticias que se producen son debido a la existencia de la Carrera. Cuando hablamos de horarios, de incorporación de nuevas hermandades, cambio de orden, ingresos económicos de las hermandades, reventa de abonos...tienen su eje vertebrador en el itinerario obligatorio que todas las hermandades tienen que hacer para llegar a la SIC. Considero que un apartado de tanta importancia no puede ser analizado ni desde la simpleza de un sólo argumento, ni desde un único aspecto, es por eso que voy a dedicar una serie de artículos a este tema, cada uno irá centrado en un tema diferente del recorrido oficial. Hoy vamos a empezar por el aspecto social y elitista del mismo.

El componente elitista de las sillas es algo que  muy pocas personas podrán poner en duda. Es difícil acceder a las mismas para gran parte de la población sevillana, ya no digamos para las personas que vienen de fuera. En ciertas zonas como los Palcos o la Campana, el interés de la mayoría de las personas, más que el de ver cofradías, es el del postureo (recordemos que para hablar hay que generalizar, pero eso no quiere decir que se refiera al 100% de personas). Siempre me llamó la atención una cosa en los Palcos, es la zona más cara con diferencia de la Carrera, sabemos que las personas que ahí pueden acceder son las de, como mínimo, una clase social media-alta, sin embargo la comodidad brilla por su ausencia, estar 9 o 10 horas en ese tipo de sillas, enfrente de otras personas y con la movilidad muy reducida no es lo que muchos entenderían por tener una localidad de privilegio. Seguramente haya pocos teatros en el mundo con peor gallinero que lo que aquí vemos y algunos sufren en la parte más privilegiada. Siempre he pensado que la mayoría de los que allí están no le importa mucho el hecho en sí de las hermandades, sino que van más por el postureo de poder contar que son dueños de una plaza en ese sitio. Al igual que existe el síndrome de la clase turista en los vuelos transoceánico, creo que muchos, cuando llega el Sábado Santo, sufrirán en sus piernas el síndrome sillas.

El carácter hereditario del mismo es algo que dificulta aún más el acceso a un localidad. Según se comenta por quienes llevan estos temas, existe una amplia lista de espera de personas que quieren conseguir una silla. Incluso hay gestores que sacan pecho por esto, cuando la realidad es que es una muestra palpable que si esto ocurre es porque el sistema es fallido. La gestión es del Consejo, pero la cesión para el uso de ese espacio es del Ayuntamiento, eso hace que ambos sean responsables, en diferentes grados, de las injusticias que ahí ocurran. Se está dando un privilegio a familias por el mero hecho de ser quienes son o porque algún antepasado suyo accedió en su momento a esa silla. ¿Es esto ético y moral en el siglo XXI?. De momento voy dejando preguntas, y será en el último de los artículos cuando dé mi opinión personal de todo el conjunto de la Carrera y lo que le rodea. 

Cíclicamente conocemos casos de de reventa, es vox pópuli la existencia de este hecho, sin embargo no parece que le quieran meter mano a este asunto. Este año "El Correo de Andalucía" ha publicado hasta los papeles que demuestran que esto ocurre, se formó mucho revuelo y me temo que no pasará nada más. Sí, quitarán las sillas a esas personas, pero ¿De qué sirve esto si no pones los medios para que siga ocurriendo? Decían los miembros del Consejo que ellos lo sabían porque habían contratado detectives privados, pero casualmente hasta que no ha salido publicado no han intentado actuar. El hecho de la reventa une dos aspectos, por un lado el social que hemos hablado hoy, por otro el económico que será el siguiente que tratemos.


Foto: ABC


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