domingo, 22 de noviembre de 2015

Las manos que hablan

Empezaste la semana allí arriba en tu altar, físicamente lejos de tus feligreses pero ellos saben que siempre te tienen tan cerca como a su propio corazón. Como todos los años, fuiste descendiendo al mundo terrenal para ser el eje entre lo que se acaba y lo que vuelve a empezar. Primero bajaste al presbiterio, vestida de luto por tantos y tantos hermanos que aquí te quisieron mucho y ahora te tienen a su lado eternamente. Ya el viernes te acercaste más aún y ofreciste tu mano a todo aquel que necesitara, siquiera unos segundos, de consuelo. A todo aquel padre o madre preocupado por la situación laboral de su hijos, a todo aquellos hijos preocupados por la salud de sus padres, o a cualquiera que le preocupa y le asusta todo el odio que el ser humano es capaz de manifestar hacia otros seres humanos.

Nunca estás sola, pero en ese fin de semana que anualmente nos recuerda la periodicidad del tiempo, estás aún más acompañada. Este es el fin de semana donde aún tenemos el recuerdo reciente del Amparo por la Plaza del Museo o de la Reina de Todos los Santos poniendo un broche de oro con música del cielo, el recuerdo que nos dice que el ciclo se vuelve a abrir, que a lo lejos, pero cada vez más cerca, atisbamos lo que será un nuevo Domingo de Ramos, y para colmo nos encontramos en San Juan de la Palma. Casi "ná". Por si faltaba alguna señal, algún repeluco más, uno mira a los naranjos y ve flores de azahar en ellos, quedando la duda de si eso será producto del cambio climático o de esa mágica isobara que permite a Sevilla tener una eterna Primavera.

Alguien decía al conocer la leyenda que esconden tus manos, "¡Ay! si esas manos hablaran", lo que esa persona no sabía es que esas manos hablan a todo aquel que necesita oír un oración de paz, un frase de alivio o una exclamación de ánimo. Esas manos no sólo hablan, sino que también escuchan a todo aquel que necesita ser escuchado. La fuerza de esas manos la componen: Santa Ángela de la Cruz, Madre María Purísima o todos esos ángeles que habitan a escasos metros de San Juan de la Palma, Rodríguez Ojeda, Cayetano González, Benito Hita del Castillo o tantos artistas que pusieron sobre ti su bendito talento para embellecerte aún mas.

Es un día gélido de otoño, en la plaza una hoja seca cae al suelo, los niños suben y bajan una y otra vez en el tobogán, como si estuvieran viviendo cada minuto la metáfora de la vida, los padres miran protectoramente a sus hijos y algunos jóvenes toman un café en los bares cercanos. A lo lejos algún grito de gol llega desde un pub cercano. Dentro el mundo gira alrededor de un rayo de sol que ilumina a la más bella de las amarguras. El ciclo otra vez ha empezado, o ha terminado, según se mire.



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