domingo, 25 de enero de 2015

La mano necesaria del Señor

Señor de la cruz en el hombro, extiende tu mano a esas mujeres que hoy en día sufren la violencia machista de algunos malnacidos. Señor, extiende tu mano para que esta sea la ayuda necesaria en esos momentos donde su única compañía es el miedo y la soledad. Señor, extiende tu mano para consolar tantas lágrimas en silencio. Pero, Señor, extiende también tu mano a esos niños que hoy en día son privados de su infancia. Esos niños que son usados como soldados por cretinos inmisericordes o maltratados por tanto animal que anda suelto en la sociedad.

Señor de la cruz al hombro, no dejes de extender tu mano allí donde el odio y la venganza ganan a la paz y armonía. Extiende tu mano por tantos conflictos bélicos creados para complacer los intereses particulares de un grupo de villanos. Extiende tu mano en Ucrania, en Palestina, Yemen, Siria, Libano... y tantos países que hacen muchos años que no conocen la más bella de las rutinas: la Paz. Extiende tu mano hacia los inocentes de esas guerras que se han visto envuelto en ellas por el mero hecho de haber nacido en el lugar y época equivocados.

Señor de la cruz al hombro, tu mano es necesaria también en conflicto más sibilinos pero no por ello poco cruentos. Extiende tu mano allí donde la ira gane a la armonía, la antipatía gane a la alegría o donde haya alguien que necesite luz porque se ha metido en un mundo de sombras. Señor, tu mano allí es más necesaria que en ningún sitio.

Señor de la cruz al hombro que has vuelto a esa antigua cuna de la sabiduría. Una sede que tantas veces ha sido el refugio de cofradías con problemas. Ese sitio que durante muchos años fue el lugar donde la solución a tantos problemas era la opción más científica y racional y hoy en día podemos encontrar una explicación más espiritual. Señor, se tú quien nos extienda la Verónica a nosotros para poder consolar tanto sufrimiento que nos provocan las injusticias que vemos a diario.  


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