domingo, 21 de diciembre de 2014

¿Qué es la Esperanza?

Bendita palabra esta a la que muchos a lo largo de la historia han dedicado reflexiones. Si le preguntáramos a Nietzche nos diría "que es un estimulante vital muy superior a la suerte". Frigia ya nos decía en el siglo I "Un barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una sola esperanza". Anatole France reflexionó sobre el tema diciendo: "Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas" y Giroux sentenció "El infierno es esperar sin esperanza". Por último, el maestro Cortazar aclaró que "La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose". Todos y cada uno de ellos hacen referencia a su concepto de esperanza. En esta ciudad tenemos nuestro propio concepto de esperanza pero sin lugar a dudas incluye: Estímulos, anclas, infiernos sin ella, vida y ser lo más grande que uno puede recibir.

Si a un sevillano le hacen la pregunta que encabeza este artículo puede contestar de varias formas. La Esperanza puede ser una bella mujer de tez morena, Reina de esos marineros que cada día ven dramas humanos en la mar: Lanpedusa, Almería, Tarifa.... Y no muy lejos de la calle larga, la Esperanza coge forma de Padre Leonardo y acude allí donde existe riesgo de exclusión social sin mirar DNI y preocupándose sólo por dar Esperanza a quien sólo le queda eso. Al lado de la muralla, la Esperanza viste cinco mariquillas y es el espejo diario de centenares de personas que allí consiguen ese rato de desahogo tan necesario para todos. Siguiendo por esa misma muralla veremos que la Esperanza tiene rasgos de Astorga y es la luz de cientos de jóvenes salesianos que estudian a su lado y de otros miles de jóvenes que empiezan, con la fuerza de quien cree que con todo puede, este camino largo que es la vida. La Esperanza habita en San Roque, en esa Ronda que divide la vieja y la nueva Sevilla como si quisiera ser el nexo de ambas y el motor de la ciudad. También Esperanza dan todas esas enfermeras que intentan ser el remedio de tanto dolor como el que acumula un hospital y cuyos enfermos tienen sus ojos en San Martín.

Esperanza, en Sevilla, es un momento en la Macarena pidiendo por tantos hijos, nietos, amigos... que son azotado por el paro; Esperanza, en Sevilla, es un beso en una mano trianera que refleja tantos y tantos desahucios que sufren hoy muchas personas; Esperanza, en Sevilla, es una mirada en la casa salesiana donde la juventud sólo pide el tener un porvenir digno; Esperanza, en Sevilla, es una oración en la Plaza Carmen Benitez, pidiendo por todas esas personas que hoy viven por debajo del umbral de la pobreza; Esperanza, en Sevilla, es una reflexión en San Martín para recordar  a tantos enfermos que a diario son condenados a muerte por maléficos recortes; Esperanza, en Sevilla, es ir a la calle Castilla y acordarse de los que por meterse en el infierno de la droga hoy no pueden disfrutar de una vida en libertad. La Esperanza  no es lo último que se pierde porque aquí siempre está presente, nunca nos abandona ni se va. Siempre estará Ella esperándonos en una coqueta plaza, a la vera de un arco o un puente o tras un atrio de naranjos, pero también en lo barrios donde Sevilla necesita más Esperanza: en las Avenidas, en el Polígono Sur, en el Juncal... en esos barrios donde la Esperanza hace su labor más callada y desconocida pero no por ello menos eficaz. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario