Noviembre es la pinza del péndulo cofrade. La época del año donde
prácticamente decimos adiós al periodo letífico en la Magdalena y en Omnium
Sanctorum. El mes de los muertos, de las primeras heladas y lluvias de
consideración. Noviembre de 2019 está siendo especialmente triste en el mundo
de las cofradías. Hemos perdido para siempre a personas que han aportado su
granito de arena a nuestras hermandades. Artistas, hermanos mayores, miembros
de junta... cada uno en su medida, y con más o menos fama, han colaborado para
que la tradición siga. Noviembre de largas oscuridades.
En contraposición, empieza la
ciudad a preparar la luz de la Navidad. La iluminación ya está colocada, los
puestos de belenes también. En los comercios la palabra ya aparece y los bares
de copas se empiezan a llenar de comidas de empresas y amigos. Pronto el
Ayuntamiento llenará las calles del centro de eventos extraordinarios que nos
recuerden constantemente en qué fiesta estamos. La luminiscencia del
periodo navideño oculta la lobreguez del periodo invernal. Hasta la naturaleza
se une a esa dualidad, qué bellas son las hojas cuando envejecen. Qué llenas de
luz y de color están en sus últimos días.
Pero como decíamos al
principio, los cofrades estamos en la época que el péndulo es empujado por una
mano que sostiene un corazón alado y recibido en el otro extremo por una mano
que se extiende en San Juan de la Palma. El testigo metafórico entre Glorias y
Semana Santa se pasa en estos días. Va desde la Virgen del Amparo hasta la
Virgen de la Amargura. A partir de ahora, las hojas que indican cuántos días
faltan para el Domingo de Ramos cogerán más velocidad, casi sin enterarnos
volveremos a estar rodeados de niños y palmas. Es una evidencia, este
cuadrimestre que viene ahora pasa mucho más rápido que cualquier otro
cuadrimestre del año.
La luz y la sombra. La
nostalgia de lo perdido y la esperanza de lo que está por venir. La Gloria y la
Pasión. La ambivalencia de un mismo fenómeno - de un mismo sentir - es ahora
cuando se unen. En este mes se fusionan y muestran los dos corazones de
Sevilla. El ciclo que siempre es igual siendo distinto. El péndulo que oscila,
pero que en noviembre ralentiza su marcha en el punto medio.
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