domingo, 13 de mayo de 2018

Los fracasos de la Madrugada

Después de la Semana Santa pasada desde el Ayuntamiento, las hermandades, Consejo y parte del mundo cofrade se dijo que la Madrugá había sido un éxito. Es una frase que seguramente tenían hecha desde antes de la Semana Santa y la querían soltar rápidamente a poco que no sucediera un hecho negativo de especial relevancia. Si analizamos detenidamente la jornada, vemos que hay demasiadas cosas para arreglar como para decir que fue un éxito, incluso un buen número de ellas las podemos definir como fracasos rotundos. 

En primer lugar debemos tener claro una cosa, que no haya desgracias ni altercados relevantes no quiere decir que sea una buena noche. O lo que es lo mismo, lo normal no puede ser nunca elevado elevado a la categoría de éxito, porque entonces estaríamos poniendo un listón tan bajo que nos haría imposible un progreso a la altura de los tiempos. No hubo cortejos rotos ni cientos de heridos, pero ese árbol no nos debe tapar la visión del resto del bosque, el cual es de hoja caduca. Tuvimos a dos hermandades a las que se le obligó a ir contra su idiosincrasia, porque a un grupo de señores se le antojó eso en una noche invernal de casa hermandad. Ese cambio no mejoró nada y ocasionó otros problemas que antes no había. 

Teníamos un plan cuya base consistía en que una hermandad, pasara lo que pasara y en el mejor de los casos, tenía que estar parada entre 25 minutos y 30 minutos. Me refiero a la Esperanza de Triana y su tramo desde Puerta de Triana hasta Campana. ¿Se puede llamar éxito a tan sonrojante chapuza? Por otro lado tuvimos una Madrugá con muy poco público en las calles, es algo que ya dije que no me preocupaba, si es solo por un año. Se dieron elementos circunstanciales este año que propiciaron esta asistencia mínima. Dentro de esas variables circunstanciales sí hay una que me preocupa, y es la que implica el miedo que difundieron las instituciones. Parece que su estrategia se basa en expulsar a la gente para solucionar incidentes. Recuerda a aquel presidente necio que pretendía reducir el número de incendios forestales talando arboles. Si el pensamiento del Ayuntamiento y el Consejo es este en los próximos años, sí tenemos un problema grave. Por otro lado es falso que no hubiese botellonas, al menos en Alameda y Encarnación las había, y muy cerca de los cortejos, por cierto. Eso se ha callado y debería ser una de las prioridades a erradicar el año que viene. Se preocuparon mucho del horario de cierre de bares y muy poco de los adolescentes y sus botellonas. Ese además es otro problema creado este año, cientos de personas, especialmente mayores, protestando por no encontrar un sitio donde hacer sus necesidades o tomarse un café.

Vemos que la jornada tiene importantes roturas, por un lado las propias de organización de los cortejos, que corresponde solucionar al Consejo. Por otro lado las propias de la inseguridad y garantizar un evento masivo y seguro, que corresponde al Cecop. Al margen de todo esto, un asunto que me entristece es ver como cofrades cómodos y egoístas piensan que una Madrugá con poca gente -o mucha menos- es algo positivo. Si de verdad queremos mantener la tradición, debemos entender que ésta se sustenta en las personas. Si poco a poco desligamos al sevillano de la calle, acabaremos dando una estocada mortal a la celebración. 


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