domingo, 18 de marzo de 2018

¿Qué es la Semana Santa?


La Semana Santa es una caricia de tu madre a su barriga cuando, estando embarazada de ti, iba al culto de la hermandad. Es dormir en un carrito con sones de cornetas de fondo. Pedir caramelos tímidamente a personas extrañas que ocultan su rostro. Es ver como tu abuela da el último repunte al traje de monaguillo. Sentirte afortunado en los brazos de tus padres mientras ellos tienen la mirada que tú tendrás años después. Es tu primera túnica, tu primera estación de penitencia, tu primer sufrimiento con el capirote. Es escuchar con especial atención las frases que abuelos, padres y tíos te dicen y empiezan con un "fíjate en...", para así ir alimentando el virginal conocimiento. Es la alegría pura de quien disfruta la fiesta sin prejuicios ni problemas. Es un sábado por la noche similar al ya lejano 5 de enero, esperando que esta vez el regalo sea un domingo de palmas y pequeñas túnicas blancas. Es la cara de asombro al ver el espejo de "Alicia en el País de las Maravillas" que, en forma de escaparate, muestra pasos y nazarenos azucarados en la famosa confitería. Es un correteo por la rampa del Salvador. 

La Semana Santa es avanzar en los tramos de la cofradía y de la vida. Coger la mano de tu primera pareja para poder salir de la bulla, es el cosquilleo en el estómago al ver su sonrisa de conformidad. Son mañanas de barrio, tardes de gentío, noches de ensueño y madrugadas de escalofrío. Es un boletín que llega por correo, como ya casi nada llega. Es la luz postrera que muere en la perilla del varal mientras la cera de la candelería empieza la instilación lacrimógena. Es un 'Sí, quiero' delante de tus titulares, un embarazo de ilusión e ir a la casa hermandad con tu descendencia, siguiendo así el legado. Es huir de las aglomeraciones y colocarte con el carro detrás. Es un dolor de pies el Domingo de Ramos y una añoranza de ese dolor el Domingo de Resurrección. Es esa conversación mientras pasan y pasan nazarenos, una cerveza con el antiguo compañero de colegio que hacía tiempo no veías o la pelea con tu hijo que no entiende porque hay que irse temprano a casa, ¡si todavía hay cofradías en la calle!. Es un bordado de Juan Manuel o la mágica teatralidad de Castillo. Es el arrebol como fondo de un palio que cruza el puente. Es el petricor que desalienta mientras vas camino de la iglesia vestido de nazareno.

La Semana Santa es la anécdota que has oído mil veces, pero sigue poniéndote el vello de punta. Es seleccionar más lo que se ve, el no poder ir a todas, el tener que sentarte entre paso y paso porque las piernas empiezan a flaquear. Es un día de lluvia con llanto de los más pequeños y la mesura de los mayores. Es un momento en medio de la masa, pero en realidad solo estáis Dios y tú. Es un rostro gubiado por Astorga. Es unos nietos corriendo vestidos de monaguillos y llevándote a tu infancia. Es una mano agarrada a la manigueta y una mirada cansada. Es estar en el salón de tu casa viendo los pasos por la televisión y rememorar cuando años atrás estabas en esa misma "revirá". Es empezar a entender la ataraxia de Juan de Mesa o la dulzura montañesina. Son los misterios de Pedro y Luisa, de los Roldán de casta.

La Semana Santa es un semblante cautivador en el Tiro de Línea y una mano que tiende el Lignum Crucis a Triana. Es un barrio de la Feria orante y en silencio. Es la sombra alargada de Nicodemo y José de Arimatea en Almirantazgo. Es Misericordias entre naranjos de ruan. Es el candor del Parque de María Luisa en la jornada que todo lo empieza. Es un verde Esperanza que cruza ríos y alamedas. Es una lanza que para el corazón en la estrechez de la calle. Es Ciseri en la "Calzá". Es puñalada expirante en el Zurraque. Es tocar la puerta de San Lorenzo en un enlutado sábado. Es una plaza a oscuras iluminada con cuatro hachones y un crucificado castellano. Es los que desde la periferia traen el fervor del siglo XXI al corazón de la Sevilla fernandina. Es la Sevilla real en vísperas. Es la Madre y Maestra. Es una 'chicotá' eterna en la Cuesta del Rosario y un paso alargado en San Andrés. Es la zancada del Señor que criogeniza las almas. Es una Aurora de Resurrección. La Semana Santa es un ciclo, tu ciclo. Es sollozos de recuerdo de los estuvieron al principio del camino y ahora ya no están. Es el incienso que ha perfumado tu vida sin que prácticamente te hayas dado cuenta. Es la sinfonía que ha marcado tu existencia al ritmo del swing de Silvio. Es el rezo, el aliento, el desahogo, el escuchar y el ser escuchado. Es esa vetusta túnica que amortajará tu cuerpo cuando asciendas a la gloria del mejor techo de palio jamás bordado, ese al que llamen por su nombre propio: Azul Sevilla. La Semana Santa es la vida, tu vida.

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