domingo, 19 de noviembre de 2017

Money, money

Al principio de esta semana todos los medios locales hablaban solo de una cosa: El órgano de Maese Pérez. Ya se habla mucho menos. La moda y preocupación duró tres días y pasada la comida "benéfica" de hoy, solo oiremos hablar del órgano el día de Nochebuena. Ahí acabará el problema patrimonial de Sevilla y la situación de inhabitabilidad de los conventos, no solo de Santa Inés, sino también de otros conventos de la ciudad. De todo este artificio, fomentado por el lado mediático más conservador de la ciudad y con claros fines políticos (no patrimoniales), hay dos cosas que deberíamos aprovechar para tomarnos muy en serio de una vez por todas: La situación en la que viven las monjas y el valor que le damos a nuestro patrimonio.

Si nos ponemos las gafas de cerca, nos quedaremos con el incumplimiento sistemático del acuerdo de conservación al que se comprometió la Junta hace ya más de dos décadas, pero cuando ha ido a cumplir la ley para proteger nuestro patrimonio, se le ha echado encima el grupo de calbideo conservador que maneja los hilos sociales y mediáticos de la ciudad. Como a todos los que han guerreado en esta batalla lo único que les interesa es sacar la tajada política, la Junta decidió echarse para atrás y valorar en una multa simbólica el jugar con un BIC. Algo simbólico, en eso están valorado nuestro patrimonio. Ahí los afamados articulistas y editorialistas reaccionarios y la Junta coinciden, ya a nadie importará el día a día de las monjas y mucho menos la nula cultura patrimonial de la sociedad. Se ha sacado el rédito político pretendido. Todos contentos. Casi nadie se preguntará por qué el arzobispado y la Junta permiten problemas estructurales en los conventos, poniendo en riesgo la vida de las monjas o por qué el arzobispado valora la subsistencia de las religiosas en unos míseros 50 € mensuales, ni la paga de unos padres a un hijo adolescente, ¡oiga!, vergüenza les debería dar. Casi nadie se preguntará por qué la famosa fundación dice que va a pagar el setenta y cinco por ciento del coste, pero lleva un año pidiendo ingresos en su cuenta para esta restauración, todo ello en la portada de su web. Aportaciones que podrían superar el coste total de la obra, por lo que el plan sería perfecto, hacer negocio y a la vez parecer que son ellos quienes hacen la acción voluntaria y desinteresada. Obviamente no sé si esto ha pasado o no, pero podría ocurrir ¿se ha investigado eso o la investigación periodística se ha quedado solo en lo que importaba: lo político? ¿Se han pedido responsabilidades a Palacio en este asunto? Con el potente aparato jurídico que el arzobispado tiene a su disposición ¿Por qué recurrir a abogados gratuitos que simplemente buscan hacerse la foto y entrevistas a nivel nacional para así promocionarse y sacar publicidad gratuita de su bufete? No seamos inocentes, en mucho de lo que rodea este tema está detrás el famoso "Money, money" cabaretístico, ya sea en ventas/pinchazos de periódicos, publicidad o recaudación en cuentas. Eso sí, en estos temas todos callarán, no vaya a ser que...

De todas formas veo imposible analizar una cuestión tan compleja con las gafas de cerca, así que vamos a coger ahora las gafas de lejos, para que la miopía no nos distorsione la realidad. La situación del patrimonio en España es dramática. El patrimonio nos muestra el pasado, puede ayudarnos a desarrollarnos en el presente y es el legado inmaculado que debemos dejar al futuro. Pasear por España, ya no solo por Sevilla, es ver castillos en ruinas, iglesias cayéndose o conventos apuntalados durante años. Es ver Románico destruido o fortalezas medievales abandonadas. Eso hablando del patrimonio artístico, porque si nos vamos al patrimonio natural es aún peor, ahí hay acciones no solo que lo dañan, sino que juegan con nuestra propia salud, pero de eso estas personas tan preocupadas por el patrimonio no te hablarán jamás. No tenemos cultura del patrimonio, no le damos ningún valor más allá del conflicto político que pueda haber o del negocio que pueda surgir. Los del pensamiento más diestro verán el rédito siempre en apoyar el lado donde esté la Iglesia, los del pensamiento más zurdo verán su rédito en atacar el lado donde esté la Iglesia. Cuando la Iglesia no esté por medio, el rédito será decir lo contrario de lo que diga el otro. Ambos bandos harán de manera autómata sus proclamas, sin analizar detenidamente las situaciones concretas, no les importa realmente el patrimonio ni le dan valor a la vida de quienes habitan dentro del convento, solo luchan y braman cuando hay una batalla política en juego. 

Y ahora con un catalejo ponemos la vista en el Real Club Sevilla Golf, otros que se apuntan al carro de la publicidad gratuita y de sacar algún beneficio de todo este asunto. Hoy allí se dará cita la frivolidad de la sociedad sevillana, los que metidos en su burbuja endogámica piensan que ser solidarios es dar a cambio de recibir. A esa misma hora las monjas de la ciudad estarán en hospitales, casas de impedidos o comedores sociales, al igual que un buen número de laicos que no necesitan exhibir públicamente su solidaridad. Estarán dando todo por los demás, sin recibir nada a cambio. Los asistentes a la convocatoria del club de golf pagarán 25 € (una minucia para gente bastante pudiente), pero a cambio de recibir una comida pantagruélica, en un lugar ideal para lucir palmito y hacerse 'selfis' con fondos bucólicos. Si encima el sitio es elitista, mejor que mejor, así parece que solo los de cierta clase social son los que se mueven, aunque en el apartado solidario estén más quietos que los mimos que simulan caídas en la  Avenida de la Constitución. Hasta ahí han llevado algunos el concepto de solidaridad. Ya lo dijo el presidente Rajoy no hace mucho tiempo, "una cosa es ser solidario, y otra cosa es serlo a cambio de nada". 


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