domingo, 5 de febrero de 2017

Los criterios de Palacio

Dentro de las ideas que el sector más neorancio de Sevilla intenta imponer en la Semana Santa, está la de hacer creer que la música de agrupación musical y de cornetas y tambores es algo peor, inferior. Que un coro, una escolanía o una trío de capilla es más adecuado que una banda o agrupación. Como en tantas otras cosas, este sector encuentra a su "líder" en el arzobispo. Ya sacó adelante ese reglamento donde en los traslados de vuelta, en caso de suspensión de la estación de penitencia por lluvia, las imágenes no podían ir con sus respectivos acompañamientos musicales. Si entendemos que las imágenes salen a la calle para evangelizar, hay que asumir que incluso en un traslado de vuelta hacen esa función, por tanto si vemos lógico ese acompañamiento en una estación de penitencia, no deberíamos ni dudar que igual de razonable es que lo lleve en un traslado. Esta batalla parece perdida, por lo menos mientras en Palacio esté monseñor Asenjo. 

Ahora ha vuelto a dar muestra de esa animadversión hacia el tipo de música cofrade más típico y propio del sur de España. En la salida extraordinaria del Cautivo de San Ildefonso no dejará que la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención sea la que acompañe a la imagen. No es que yo vea mal que sea una escolanía y música de capilla la que vaya en el viacrucis, lo que me resulta raro es que parece que llevar música de banda o agrupación es menos piadoso, siempre la balanza cae hacia el mismo lado cuando es Palacio quien decide o interfiere en estos temas. ¿Siempre? No, cuando él organiza una extraordinaria como la de la Virgen de la Salud del palacio arzobispal, bien que contrata a la Banda de Música de Cigarreras, quizás porque sepa que aquí, por suerte o por desgracia, eso hace que una salida tenga más tirón. Ese doble rasero e inestabilidad en los criterios es lo que transforma muchas de sus decisiones en injusticia. 

En esta misma ciudad tenemos el ejemplo de los carmelitas del Santo Ángel, como ellos, desde su independencia de Palacio, organizan su extraordinaria del cristo de los Desamparados con la Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de la Oliva, y no creo que sea ninguna ofensa ni menos brillante esa salida, más bien lo contrario. En la calle Rioja, por ejemplo, también entendieron que una corona nueva, en una coronación, es dar más esplendor a la imagen, y sobre todo trabajo para los orfebres, una de las mayores obras de caridad que hoy en día se puede hacer. En la Plaza Virgen de los Reyes cuesta entender eso y sólo ponen prohibiciones a la petición de la Hermandad de San Gonzalo. Son dos formas de entender el mundo cofrade, ambas respetables, claro, pero una parece estar más cercana a la idiosincrasia de esta ciudad.  

Y no sólo en el tema musical existen esos giros Immelmann, la semana pasada nos quedamos atónitos al comprobar que el recorrido del viacrucis del Santísimo Cristo de la Buena Muerte no podía llegar al comedor social del Pumarejo de las Hijas de la Caridad. Sí, ese que está a dos calles de su sede y que tan vinculado está a la Hiniesta. ¿Por qué? Porque administrativamente está fuera de su feligresía ¿Vale más un muro (tan de moda que están ahora) administrativo que el acercar a Jesús a un comedor social? ¿De verdad queremos construir una Semana Santa de tiralíneas, escuadras y cartabones que deje fuera a las Hijas de la Caridad? Estoy seguro que de todos los viacrucis, rosarios procesiones de Glorias que habrá en 2017, en más de uno se cruzarán los límites de la feligresía, aunque no tenga ese destino en Reglas, a unos se les permitirá y a otros no. ¿Por qué ese trato desigual? Algunos siguen queriendo arreglar los problemas de planificación del mundo cofrade con baculazos, líbrenos Dios de ellos si no queremos ir de mal en peor. 





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