domingo, 26 de abril de 2015

Diferentes tipos de botellona

Si uno echa un vistazo a todo lo que se ha escrito de la Semana Santa en general y de la Madrugá en particular, puede llegar a la conclusión que el único problema que tiene la ciudad es la juventud, la botellona, la educación y los nazarenos que se salen de su fila. Desde luego es lógico pensar que no es adecuado que en una noche como la Madrugá haya jóvenes que hagan botellona en pleno centro de la ciudad. Sabemos que eso puede acarrear más cosas buenas que malas pero de ahí a centrarlo todo en este grupo de personas y sacar el disfraz de hipócrita para no ver otras actuaciones va un trecho.

Hay insignes columnistas (y otros no tan insignes) de esta ciudad que viven del lloro permanente, su legión de seguidores sólo buscan que el "lider" les diga que esta Sevilla se nos va, que todo es malo, que ahora es la peor época que podíamos vivir... Esta tristeza terminal que algunos exhiben durante todo el año pero que se acrecienta en fiestas señaladas como Semana Santa, Feria o Corpus es algo que me hace realmente gracia, sobre todo cuando leo cosas como la tan recurrente frase de "esto antes no pasaba".

Podíamos tirarnos siglos atrás cuando la Madrugá empezaba al alba por "la libertad que la noche traía", pero no vamos a irnos tan lejos. Cualquiera que lea este artículo y tenga más de 30 años recuerda lo que era la Gavidia en los 90 y los 80. Recuerda como de allí fueron desapareciendo hermandades de la zona como Soledad, Buen Fin, Vera Cruz o el propio Gran Poder. Eran situaciones dantescas las vividas en esa plaza cada Semana Santa. Momentos desagradables los que tenían que sufrir estas hermandades, pero el mundo no se acabó, y mucho menos la Semana Santa. Antes de eso, en los 70 también había todos los años problemas en la zona del Arenal cuando algunos "graciosos" tiraban cristales rotos al suelo para que fueran pisados por los nazarenos que por allí pasaban.

La mayoría de estos columnistas de la tristeza terminal superan los 40 años por lo que saben perfectamente que esta ciudad ha sido siempre así. De hecho su objetivo no es analizar la realidad, ellos simplemente pretenden vender eslóganes trágicos a sus seguidores y así tenerlos contentos (que en su caso es sufriendo y creyendo vivir en la peor de las épocas). Me llama la atención que las críticas siempre vayan en el sentido de la juventud y me extraña que los insignes columnistas sabelotodos, no les de por criticar ni un poquito a esa botellona "rancia" de los bares de la calle Arfe un día cualquiera de la Semana Santa, o la "educación" de personas con chaqueta, gomina y apellidos ilustres que cada año en la calle Mateos Gago sea Martes Santo con Santa Cruz o Miércoles Santo con San Bernardo pasan por todo menos por seres civilizados y cofrades ejemplares. Eso sí, a ninguno les falta su pulserita cofrade o su lazo de hermandad en la solapa de la chaqueta. Parece que la botellona de copa de balón, traje de Armani y gomina de importación traída por Melado no es una falta de educación. Con esa botellona sí nos reímos y no es la Sevilla que se nos va.


Foto: Diario de Sevilla




1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, encontré esto sobre el discurso de los rancios, muy interesante:

    https://www.academia.edu/11470853/Et_in_arcadia_ego._Procesos_de_literaturizaci%C3%B3n_de_la_Semana_Santa_de_Sevilla

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