sábado, 5 de septiembre de 2020

¿Y ahora qué?

Sin duda, todo ha cambiado desde que el 14 de marzo se decretó el Estado de Alarma en el país. Nada - o casi nada - ha vuelto a ser como era el 13 de marzo. Hay aspectos de nuestras vidas que todos damos por hecho que no volverán a ser iguales nunca. De momento, estoy refiriéndome sólo a la escala nacional y a hechos de cierta relevancia en nuestro día a día. Es algo que pasa y pasará en todos los países del mundo. Al menos en los de nuestro entorno geopolítico, social y económico. Si damos por hecho esto, que quizás por ser una escala más pequeña sentimos más lejano, ¿por qué cuesta tanto verlo en la escala local, y más concretamente en el mundo cofrade? 

No va a cambiar el 100% de la celebración, pero sí van a cambiar bastantes más cosas de las minucias que algunos comentan (itinerarios, cortejos, carrera oficial...). Esos cambios necesarios antes del 14 de marzo no se hicieron por la vagancia terminal y la chapucera actitud (y aptitud) del institucionalismo cofrade. Pero ahora hablamos de otros cambios más profundos y significativos, que quizás no imaginemos a día de hoy. Tampoco esto debe asustar a nadie, ya que la Semana Santa es la historia de un continúo cambio y en muchas ocasiones de giros radicales.  

Pero antes de todo eso, hay una pregunta clave, esa que todo cofrade nos hacemos desde hace 176 días ¿cuándo volveremos a ver un paso en la calle? A la que sigue la pregunta que más hace temblar las piernas del capillita, ¿habrá Semana Santa 2021? A veces cuesta ver la realidad, especialmente si es dolorosa, pero los datos no son halagüeños para quienes quieran salir de su burbuja de ilusión. Cancelación de Carnavales y cabalgatas de Reyes Magos, conciertos, que en Sevilla tenían que haberse celebrado en mayo de 2020, aplazados para septiembre de 2020 y en estos últimos días postergados de nuevo hasta septiembre de 2021, expertos que fijan el final de la pandemia en los últimos meses de 2021... En resumen, a día de hoy hay muchos más datos que nos indican que no habrá Semana Santa en 2021, que datos que indiquen lo contrario.

Desde la suspensión de la Semana Santa 2020 se sabía que la posibilidad que ocurriera lo mismo en 2021 era más que probable. A pesar de ello, el Consejo, los hermanos mayores, el Ayuntamiento (el concejal Cabrera estaba en todos los 'saraos' antes de esto, pero en estos meses ha desaparecido de manera sobrecogedora) y parte del mundo cofrade prefirieron la actitud infantil de cerrar los ojos para ver si así el monstruo desaparecía. Pero cuando han despertado en septiembre de 2020, el monstruo sigue ahí. Obviamente. Si por desgracia no hubiera Semana Santa dentro de 6 meses, la junta superior del Consejo tendrá que salir a explicar cómo va a pagar el crédito que se pidió para devolver un dinero que era legalmente suyo. Los hermanos mayores que decían "Podemos soportar económicamene un año sin Semana Santa. No hay problema", tendrán que explicar qué plan tienen si son dos años en vez de uno. Ya no hablemos de los hermanos mayores que han tenido problemas hasta para pasar un año sin Semana Santa. Alguien va a tener que decirles a los artistas - que seguramente algunos tengan que cerrar su taller - el porqué se salió del patio de la Montería entre risas y abrazos, si esa decisión les llevaba a la ruina. 

Nada. A día 6 de septiembre no se ha avanzado absolutamente nada. Sólo fueron diligentes para devolver el dinero a los abonados de la carrera oficial. En Cádiz, en agosto, su Consejo sí ha estado trabajando en la elaboración de protocolos y vías para que a partir de ahora se realicen todos los cultos que sean posibles. Desde marzo nada hemos sabido del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, salvo la ya referida reunión del patio de la Montería. Han dejado pasar el tiempo. ¿Otra vez? Sí, otra vez. Pero esta vez la vagueza va a salir mucho más cara, porque no hay chapuza que valga. Esta vez no vale con mandar a Los Estudiantes a La Magdalena, a los Panaderos al Museo o tener a la Esperanza de Triana 40 minutos parada en Campana. Esta vez hay que trabajar y tener capacidad en la gestión. Cualidades que por San Gregorio no conocen. 

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