Son las 10.00 de la mañana. Los servicios
municipales llevan activos algún tiempo. El día es radiante y los sevillanos
esperan ansiosos la llega de su gran fiesta. Domingo de estrenos y de visitas a
los templos. El de la Paz es el primero en cerrar, pronto empezaremos a ver
túnicas blancas por la calle Río de la Plata y monaguillos que se visten en la
casa que los abuelos tienen en el barrio. Los nervios ni les han dejado
desayunar. Pocos minutos antes de las 13.00 - en el templo - el diputado mayor
de gobierno pronuncia las esperadas palabras "¡Adelante, cruz de
guía!". A esa hora por la rampa del Salvador ya hay pequeños correteando y
esperando que salga la Borriquita, dentro de la iglesia las miradas inocentes e
ilusionadas de los críos se cruzan con la de los adultos, éstas son miradas
preocupadas en la organización de un cortejo repleto de menores. En Molviedro
la plaza se empieza a llenar, igual que San Julián o la calle Sol. Nazarenos,
costaleros, monaguillos... todos van a su sede. Los acólitos empiezan a vestirse,
el día será duro, los termómetros marcan temperaturas altas y los cangrejeros
se cuentan por cientos.
La carrera oficial empieza a llenar sus sillas.
A lo lejos, por el edificio de los sindicatos, ya se ve la cruz portada por un
nazareno de ruan negro. Triana es un río de personas que van por la calle San
Jacinto. La plaza de Carmen Benítez repite escenas que ya hemos visto
anteriormente en San Julián, Porvenir, Molviedro... La Borriquita entra en
Campana y empieza a perder algunos de sus integrantes, la mayoría de ellos (los
acompañantes de los más pequeños) ni siquiera han sido tenido en cuenta en el
famoso conteo. Así, una vez más, la realidad empieza a dar tortazos al papel.
Jesús Despojado no puede seguir el ritmo marcado por la hermandad que le precede,
debido a la especial idiosincrasia de la “cofradía de los niños”. Largos cortes
en el tramo cerrado de la estación de penitencia.
La tarde avanza, una cofradía de más de 2000
nazarenos y 7 pasos hace kilómetros por el centro de la ciudad. La cofradía se
llama Cena - Hiniesta - San Roque, que unidos desde la equina de Javier
Lasso de la Vega hasta la Cuesta del Rosario, empiezan a crear un problema, no
sólo a las hermandades, sino también a los cofrades. A esta hora de la tarde,
la calle Francos empieza a ser peligrosa. La Borriquita entra, los niños han
cumplido su sueño, pero los adultos siguen con sus rostros preocupados. Su
trabajo sigue, ahora tienen que organizar la cofradía en la que ellos irán
haciendo estación de penitencia. Mientras, al otro lado de la carrera oficial,
la Estrella lleva parada ya 45 minutos. Su cruz de guía empieza a atisbar los
ciriales del palió de Gracia y Esperanza, cuando llegaron allí pudieron ver
también la entrada en Campana del palio de La Hiniesta. Los capataces llaman al
martillo cada cierto tiempo, "chicotás" de dos metros que hacen que
el costalero no se termine de enfriar. El parón programado de una hora parece
llegar a su fin. Avanzan por Campana los nazarenos de la corporación trianera,
llevan más de tres horas de estación de penitencia, una de las cuales
prácticamente parados. Aún les quedan ocho horas más. Los abonados disfrutan,
el arte magistral de la cuadrilla da como resultado un espectáculo que será
revivido una y otra vez durante el año en los vídeos de Youtube. En la radio el
presentador de moda se pega al palio para intentar llevar a las ondas la
emoción del momento. En la televisión los índices de audiencia tienen un
repunte en esa franja horaria, el narrador clama oraciones a las
imágenes.
La noche se echa sobre la ciudad. Desde San Juan
de la Palma nos informan que los pasos ya han salido, habían retrasado su
salida para ajustarse a una jornada metida en retraso, nuevamente. En el
Salvador se da por hecho que también este año saldrán cerca de las 22.00 horas
y harán gran parte de la carrera oficial siendo Lunes Santo. Los nazarenos de
La Hiniesta y San Roque empiezan a respirar, "sólo" les quedan cuatro
horas más, pero ya salen del embudo del centro. En Molviedro la banda se recrea
con el misterio. La cofradía se recoge. El presidente del Consejo habla desde
el palquillo con los periodistas más afines. Acuerdan entre ellos que el día ha
sido extraordinario. La carrera oficial se cierra en Campana y ahí acaba el día
para muchos. A estas horas empiezan a desaparecer del paisanaje urbano los
carritos y los ancianos. Muchos nazarenos piensan, mientras siguen haciendo su
estación de penitencia, ¿por qué todos los años sufrimos los mismo problemas?
¿Por qué no poner remedio?
Llega la madrugada, aquel niño que a las 10.00
correteaba por las calles del Porvenir, camino de su parroquia, vuelve al
barrio. Ahora ya cansado, como lo están los últimos tramos. Personas de una
edad avanzada que han tenido un día muy duro: parones, empujones, calor... Se
pensarán el año que viene, si tienen fuerzas para ésto. La Amargura sale de la
catedral y empieza a coger velocidad. Mientras, el nazareno del Amor sigue
pensando que si no fuera por el "Silencio blanco", ellos ya podrían
estar más cerca de su templo. Al menos eso es lo que leyó a un famoso
articulista dominical. Son cerca de las tres de la madrugada, el programa
radiofónico de referencia retransmite un año más, de manera acertada, los
contrastes de las entradas de San Roque, Amor, Amargura e Hiniesta. En Triana
se espera el broche de oro, esta vez el palio ha podido acelerar un poco en el
tramos final y parece que entrará antes de las 4.00 de la madrugada. Sones de
"Estrella sublime" que emocionan al periodista.
Ahora sí, no hay cofradías en las calles, éstas
las ocupan los servicios municipales de limpieza, que ya al alba preparaban el
día y casi 24 horas después son los que se mantienen. Y los nazarenos que
vuelven. Algunos con el capirote en la mano y el antifaz colocado. Otros con
andares que denotan el peso de las horas y los parones. Vemos una nazareno de
la Estrella emprender el camino de vuelta: cruza el puente, avanza por Reyes
Católicos, llega a la Campana, allí se cruza con un nazareno de la Hiniesta que
va camino de Triana. parece que sigue sus pasos uno que viste túnica blanca y
Cruz de San Juan. Otro del Amor se dirige a la zona norte de la ciudad. Laraña,
Rialto, ronda histórica, Carretera Carmona y nuestro nazareno de la Estrella
llega a San José Obrero, su barrio, de dónde había salido hace 16 horas. Son
las 5.15 y el sufrido penitente se quita su hábito y enciende de nuevo el
móvil. Mañana toca trabajar. Activa su alarma y el celular le responde "La
alarma sonará en 3 horas y 19 minutos". Nadie plasmó este momento en
ningún documento. Nadie se encargó de realizar una formula para ello.
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