Imaginad
que el redactor jefe de un periódico se llevara años ridiculizando a
las asociaciones civiles. Imaginad que las acusara de jugar a los
pasitos, sin ni siquiera interesarse por la labor que muchas de ellas
hacen a lo largo del año. Imaginad que no estuviera interesado en
informar de su situación y las dificultades que encuentran para formar
parte de la Iglesia.
Imaginad
que fuera un periódico centenario, donde escribirían a diario los
grandes defensores de la Sevilla medieval, carca y rancia. Imaginad que
lo hicieran hasta con orgullo y sin darse cuenta del daño que hacen en
la ciudad. Imaginad que tuvieran a varios pregoneros entre sus firmas
más destacadas - y alguno que otro que aspirara a ello - y que siempre
estuvieran con la matraca de la banalización de la Semana Santa.
Imaginad
que su columnista dominical escribiera con seudónimo, pero todo el
mundo supiera quien era. Imaginad que fuera obligado a rectificar cada
semana por inventarse datos o noticias. Imaginad que una gran parte de
sus argumentos fuera que la Sevilla cofrade ha perdido la medida, sobre
todo mostrando fobias y filias muy personales. Imaginadle en modo
plañidera.
Imaginad
que después de saber todo esto, ese mismo periódico se llevara un mes
publicando los rankings de los pasos que mejor andan en Sevilla.
Imaginad que también hablaran de las espinilleras de los jugadores o de
futbolistas costaleros. Imaginad que fueran ellos, precisamente, los que
banalizaran la Semana Santa, jugaran a los pasitos o hubieran perdido
la medida por completo. Imaginad que ni sus articulistas, columnistas o
redactor jefe ahora dijeran nada. Imaginad la vergüenza que harían pasar
a sus lectores.
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