domingo, 21 de octubre de 2018

Los guardianes de la sevillanía

Existe un sempiterno debate que sobrevuela la ciudad, lleva siglos en Sevilla, aunque ahora los neorancios crean que han descubierto un fenómeno nuevo. Repiten lo que sus antepasados carcas (siempre los hubo y los habrá, es obvio) dijeron antaño. El carca, anacrónico, rancio o neorancio, que las cuatro palabras las podemos usar como sinónimos en este caso, definen a un personaje tradicional de Sevilla, es que nunca entenderá que el mundo cofrade no es puramente un evento religioso, sino que es religiosidad popular.

El ABC, diario reaccionario por excelencia, periódicamente saca artículos de opinión y noticias que van encaminados a sesgar y demonizar esa religiosidad popular, que es esencia misma de la Semana Santa de Andalucía. Se ha puesto de moda en nuestros días el término "cantillanizar", siempre usado de modo despectivo y asumiendo erróneamente que las formas en que ese municipio honra a sus dos grandes devociones, la Pastora y la Asunción, han sido importadas en Sevilla capital. Es tan sonrojante tener que explicar a alguien que es sevillano, cofrade y se le supone un mínimo de cultura, que eso es mentira, que nos lo vamos a ahorrar.

Toda la sociedad avanza, menos el carca, ese siempre está anclado y con sus lamentos infructuosos. El rancio usa hoy en día en sus artículos o tuits el término "cantillanizar", como en 1604 Niño Guevara hablaba de "vanidades y vicios", más tarde en "La hoja del lunes" se hablaba de "desmadres" o el canónigo Juan Ordóñez criticaba una "sociedad pagana presidida por un crucifijo". El trasfondo es siempre el mismo, hoy se visten de tuiteros o articulistas los mismos que antes se vistieron de Niño Guevara, cardenal Segura, Juan Ordóñez o Antonio Burgos. 

Es normal que las procesiones de Gloria de Cantillana unan adornos, banderolas y un carácter festivo de la procesión. Lo que vimos en el Rosario extraordinario de la Esperanza de Triana no difiere mucho de lo que en Sevilla se viene haciendo durante siglos cuando el tiempo es de Glorias y no penitencial. A todos nos puede parecer que a lo mejor alguien puntualmente hace una escenificación melodramática de su sentimiento, pero también es verdad que el tema de los sentimientos es muy complejo y jamás podremos saber con certeza quien lo hace porque le sale del alma y quien por pura escenificación. Ante esta duda, es ridículo querer imponer nuestra manera de entender la fiesta a los demás. No sólo es ridículo, sino que además es imposible, porque cada uno vivimos la Semana Santa como mejor la entendemos y obviamente creo que somos muchos los que estamos lejos de vivirla como la viven los autoproclamados "guardianes de la sevillanía".  

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