domingo, 16 de septiembre de 2018

Nacionalismo de corneta

Andamos en una época donde las noticias sobre cambios de bandas se suceden. Es un tema que a algunos apasiona, incluso hacen su leitmotiv de ello. Aunque no sea este mi caso, no es algo que vea tan criticable como suelo leer a algunos, siempre digo que la Semana Santa tiene múltiples aspectos para acercarse a ella, que cada uno elija el que considere más conveniente y no creo que los demás debamos ejercer de tribunal inquisitorial. 

Aclarado este punto, sí parece llamativo tanto cambio de bandas y agrupaciones en tan poco tiempo. Cada año hay alguna variación, pero tantos a la vez no lo recuerdo. También es verdad que los cambios han tenido como protagonistas a bandas de esas que siempre arrastran más información mediática: Sol, Cigarreras o Carmen de Salteras y a esto se ha unido un fenómeno que está sorprendiendo a algunos, la llegada a Sevilla de bandas de fuera de la provincia. Rosario de Cádiz sigue ampliando su nómina en la ciudad y Pasión de Linares llega ahora. También sabemos que la Banda de Cornetas y Tambores Rosario de Arriate o Tres Caídas del Realejo han estado cerca de venir, y probablemente en un futuro a corto plazo consigan un contrato en Sevilla.

Intentar poner fronteras a la Semana Santa es casi lo mismo que intentar poner vallas al universo. La Semana Santa se ha nutrido, se nutre y se nutrirá de personas de fuera. Yo desde luego agradezco a los jienenses Gámez Laserna o Pedro Morales su colaboración a nuestra ciudad, al igual que agradeceré a la banda Pasión de Linares que ayude a hacer evolucionar nuestra Semana Santa. Podemos entrar en el debate de los gustos, eso es diferente, es normal que a cada uno nos pueda gustar más un estilo determinado o una banda concreta, pero vetar a unos músicos solo por su lugar de procedencia es bastante ridículo. 

La endogamia es el final de cualquier tradición, nadie puede avanzar sin aportaciones de personas de fuera, el excesivo localismo (chovinismo) habría hecho que todo esto desapareciera hace siglos. Gracias a Dios los nacionalistas sevillanos no han conseguido que sus teorías sean escuchadas, ni tampoco lo conseguirán, se chocarán continuamente contra el muro de sus lamentaciones y lloros creyendo que han perdido una Sevilla que en realidad nunca existió, afortunadamente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario