domingo, 20 de septiembre de 2015

Fútbol e Iglesia

En ocasiones se hacen cosas que llevamos haciendo muchos años pero que si las pensamos detenidamente no aportan nada y más bien nos puede dejar algunas escenas negativas. Estos actos nadie se los cuestiona porque como nuestra generación los ha conocido de siempre parece que debe ser así y ya está. Con el paso del tiempo se convierten en anacrónicos pero se siguen haciendo, insisto, "siempre los hemos conocido así y así debe seguir siendo" sueltan los catedráticos del inmovilismo y la ranciedad más exacerbada. 

En este caso me refiero a las ofrendas florales que los equipos de esta ciudad suelen hacer tanto a principio de temporada como al final de la misma si se consigue algún título. Esta misma semana el Real Betis Balompié hizo esa ofrenda en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores del barrio del Cerro del Águila. Aquello es verdad que no hace daño nadie, pero suele dejar escenas de vítores y gentío impropios de un templo religioso. 

A muy pocas personas escapa que equipos de fútbol y hermandades son las instituciones que más masa pueden mover en esta ciudad. Ambos unidos podrían alcanzar cotas de solidaridad interplanetarias. ¿Qué tal si cambiamos el chip?. Unamos a estas instituciones no para actos tan banales e inocuos como la colocación de un ramo de flores a los pies de una imagen devocional. Unamos a estos dos gigantes para actos donde haya un trasfondo social importante, una recolecta considerable o la concienciación de algo que sea necesario. ¿Os imagináis, por ejemplo, a la plantilla del Real Betis Balompié como voluntarios en la recolecta de una causa benéfica que organice la hermandad del Cerro del Águila? ¿Cuánta gente soltaría unas monedas por el mero hecho que la hucha la sostiene Rubén Castro o Joaquín?. 

Aún más sorprendente me parecen estos eventos cuando desde el arzobispado se instó a los párrocos para que no hicieran actos extralitúrgicos. Eso sí me parece más grave, la incoherencia de una institución que debe ser tan importante en la ciudad, la cual no permite, o pone trabas, para realizar un acto cultural como un concierto o un pregón y sin embargo le parece fabuloso que jugadores entren en el templo como entran al césped cada domingo...sólo faltó cantar el himno, si es que no lo cantaron que tampoco lo sé. Evidentemente yo vi una barbaridad esa medida de intentar recortar la cultura en un templo, y ahora lo único que propongo no es que se prohíba esta unión entre fútbol y hermandades sino más bien que se haga de modo que todos, como sociedad, podamos sacar algo positivo.


Foto: @BarriodelCerro






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