sábado, 9 de agosto de 2014

Cuando Sevilla duele

Un día hice un comentario mitad jocoso mitad real en el Facebook de un amigo. El comentario destacaba algunas cosas malas de esta ciudad. Él estaba en esos momentos fuera de Sevilla y ponía una foto muy hermosa del puente de Triana con el título de "Cuanto te echo de menos" (o algo similar, no recuerdo exactamente). El caso es que mi amigo, conociéndome y sabiendo que me gusta la sorna, lo entendió a la perfección pero sus amigos (que a mí no me conocían de nada) se lo tomaron a las malas y rápidamente recurrieron al insulto, aún viendo que mi amigo les repetía una y otra vez que mi comentario en ningún caso iba en plan hiriente sino más bien de broma.

Pienso que ellos serían esa clase de sevillanos que creen que una crítica a algún aspecto de la ciudad es un insulto. Para nada estoy de acuerdo con eso y es por eso que intento siempre ejercer una crítica constructiva y que sirva para avanzar, ya que el estancamiento nunca trae nada bueno. Alguno de ellos incluso diferenciaba el insulto dependiendo de si era o no yo de Sevilla, esto de no admitir que nos digan nada desde fuera es muy sevillano, hay que reconocerlo :)

La cuestión es que me duele Sevilla. Me duele el incivismo de algunos de sus ciudadanos que no son capaces de dar dos pasos más con un papel en la mano para tirarlo en la basura en vez de al suelo, me duele ver como algunos fanfarronean de ser los reyes de la ley del mínimo esfuerzo, me duele ver tanto rancio que no sabe el daño que hace a la ciudad, me duele leer a Antonio Burgos y pensar que vivimos en la misma ciudad....y en el mismo siglo, me duele ver que tiene tantos imitadores, me duele ver como hay quien se molesta más por la construcción de una torre o una seta que por se haya permitido (y se siga permitiendo) durante décadas que unos ciudadanos vivan indignamente en el Vacie o la Bachillera

Me duele que aquí se politice hasta lo más nimio, me duele la creación de trincheras; me duele que haya quien se etiquete de derechas y por eso se vea en la necesidad de criticar algo muy bueno para la ciudad como es el carril bici; me duele que haya quien se etiquete de izquierdas y por eso se vea en la necesidad de criticar algo tan vital para la ciudad como es la Semana Santa. Me duelen las etiquetas y los estereotipos y en esta ciudad hay doctores Honoris Causa en ese apartado. Me duele vivir en la ciudad de la ojana. En definitiva podemos decir que me duele que en Sevilla haya una parte de personas (gracias a Dios sólo son una parte y no la totalidad) que prefieran encerrarse en el ombligo de la Giralda sin ver más allá de las fronteras de la Puerta Carmona.

¿Y si intentamos entre todos hacer que esta ciudad prospere de una vez por todas? ¿Y si dejamos los insultos a un lado? ¿Y si gastamos ese tiempo y esfuerzo en dar ideas para mejorar o en crear debates edificantes? ¿Y si alguna vez los sevillanos nos diéramos cuenta que tenemos una joya en bruto a la que una y otra vez bañamos en lodo?


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