domingo, 7 de abril de 2019

Eres

Eres el Refugio del preso cuando está en su celda, la Salud que el enfermo necesita, la Soledad del imaginero en su taller, la Esperanza del desdichado, la Redención del descreído, la Caridad del grupo parroquial, el Amor que manifiesta el devoto y la Pasión que vive todo el año el cofrade. Eres sollozo de Amargura cuando están ante ti.

Eres la Paz para el soldado, la Estrella que sigue el impedido, la Concepción original del artista, el Rosario de vida del que te encuentra, compresión para el que con Angustias te llega y el Amparo del que camina por un Calvario. Eres unos Ángeles jugueteando en la rampa del Salvador, el pañuelo que alivia las Penas del desgraciado, la Aurora del cartelista y la última visión del moribundo Expirante. Eres la Exaltación de versos del poeta.

Eres la Providencia del nacido, la Guía del que anda perdido, la Mortaja del fallecido, la Piedad del bienhechor, las Lágrimas al recordar los que ya no están, la Candelaria del que no ve la luz al final del túnel, quien cierra las heridas de Sangre en los accidentes y a quien imploran Misericordia los ajusticiados. Eres la gota de Rocío en el secarral de la depresión.

Eres quien vive en la Ronda histórica, Nervión o Los Remedios, pero sobre todo en Torreblanca, Los Pajaritos, Polígono Norte o Las Vegas. Te llaman como llaman a sus padres, madres, hijo/as o abuelo/as: Guadalupe, Jesús, Patrocinio, Manuel, Dolores, Marta...Eres el azulejo en el balcón, la estampita en la cuna, el calendario en el bar, la foto en el tanatorio y el cuadro en el hospital. Eres la letra del saetero, el llanto del arrodillado, la sonrisa del niño al recibir el caramelo del nazareno, la nota del músico, el rezo del creyente, la vida para el maniguetero y el comienzo para el monaguillo. Eres como las Aguas de lluvia en época de sequía.

Eres la instantánea del fotógrafo, el tuit del community, el eje central del florista, la iluminación del cerero, la puntada del bordador, el oro del orfebre y el cedro del tallista. Eres la crónica del periodista, el objeto de estudio del historiador, la sociedad del antropólogo, el salmo del sacerdote, el pan del hostelero, lo desconocido para el turista y hasta el escaparate del confitero. Eres lo que llega en una semana, pero nunca se va. 

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