lunes, 25 de febrero de 2019

La guerra del Martes Santo (I)

Mamarrachas, paparruchas, lobbie organizado, sindicato, se les ha acusa de estar creando una Semana Santa del Ikea, golpistas, se han reído de las penurias de la estación de penitencia que sufren los nazarenos, independentistas, promotores del 155, Santo Martes, alumnos de colegio, catalanes (con un sentido altamente peyorativo), asamblea de Podemos... todos estos improperios provienen de periodistas o artistas muy conocidos en Sevilla. Se hacen pasar por ultras del catolicismo, pero de cristianos no tienen nada, no aplican ni un valor religioso a su vida. A las pruebas me remito. Ese nivel de odio enfermizo hacia las hermandades es peligroso, básicamente porque lo único que han pretendido las corporaciones del Martes Santo es hacer su estación de penitencia en las condiciones más óptimas y seguras.

Desde el principio, el presidente Francisco Vélez planteó una guerra contras las hermandades, éstas lo que siempre han planteado son soluciones. El Consejo al principio mandó su artillería verbal, intentando coaccionar a las corporaciones del día. Éstas, sabiendo que llevaban la razón, siguieron firmes en su creencia. Visto que esa estrategia no funcionó, el General Paco envió un PDF de 50 páginas, donde incluía algunos dibujos de "paint" para rellenar. Obviamente, el arma no era poderosa y se volvió en su contra cuando la contestación fue un informe serio lleno de argumentaciones que evidenciaba, con educación, el ridículo espantoso del PDF de 50 páginas.

Ahí ya la Junta Superior se puso nerviosa porque veía, que a pesar de tener un ejercito mucho más potente, la batalla la estaba perdiendo. Entonces mandaron al escuadrón mediático, el que hemos descrito al principio del artículo. Los cabos Navarro Antolín, Fran López de Paz, Javier Macias, Ricardo Suárez... sacaron toda su incontinencia verbal y escrita. Bien pagados estarán o están con un premio "Fernando Carrasco", una pregonera del programa, unas exclusivas, un cartel de la Semana Santa... Pero ni así ganaban la batalla que sólo él estaba librando, porque los de enfrente, recordemos, no querían ni quieren guerra ninguna, sólo quieren un Martes Santo en paz y sin problemas. De un lado insultos, del otro argumentos. General Vélez sólo tenía ya una manera de salirse con la suya.

El tanque que ha sacado para la victoria final se llama "baculazo". El error táctico es evidente, ahora todos saben que es un general que no manda realmente, un general títere. Sus argumentos son tan fútiles que tiene que recurrir a otros para que ejerzan el poder que él ha demostrado no tener. Ha abierto una caja de Pandora peligrosa, le ha dicho a Palacio "arréglame los problemas, que yo para la único que he quedado es para recaudar el 'pay per view' cofrade", pero de eso ya hablaremos la semana que viene...

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