domingo, 20 de junio de 2021

La obligación de opinar de todo

La pasada semana se celebró el famoso cabildo en la Hermandad de las Siete Palabras. Finalmente l@s herman@s de la corporación de San Vicente decidieron no sustituir a la actual Virgen de la Cabeza por la dolorosa tallada por Juan Manuel Miñarro. Realmente estos meses hemos visto cosas que han rechinado mucho. A diferencia de lo que suele decirse, que haya división y confrontación de ideas es siempre bueno en cualquier ámbito de la vida. Lo perjudicial es cuando lo que hay es porfía y ausencia de ideas propias, algunos sólo van a destruir al que piensa distinto. Todos sabemos qué ha pasado y qué hemos visto en torno a todo este tema, no hace falta volver a ello ahora.

Igualmente, me genera cada vez más rechazo en qué se están convirtiendo las redes sociales cofrades, principalmente Twitter. Parece que muchos sienten la necesidad de dar su opinión de todo, con el riesgo que eso conlleva, porque es imposible saber y estar informado de todo. Es más, normalmente ese grupo de 'cuñados' no saben absolutamente de nada. Sin embargo, el altavoz de un tuit hace que se sientan en posición de la verdad y jueguen sucio. Quienes creían que era oportuno el cambio, hacen mofas del número de nazarenos que acompañan a la Virgen de la Cabeza cada Miércoles Santo. Quienes defendían mantener a la titular, mandan a las 136 personas que votaron a favor del cambio a que se vayan de la hermandad y creen una nueva entidad con la titular de Miñarro. Todo esto es vomitivo y de una bajeza moral máxima. 

Como dice el cómico Ignatius Farray, muchos confunden libertad de expresión con tener que opinar de todo y a todas horas. "Libertad de expresión también significa callarte la puta boca, si a ti te da la gana", comenta normalmente el humorista canario. Esto en el mundo de las redes sociales es difícil, porque muchos viven de crear ruido a diario y con cualquier asunto, ocultando su identidad, por supuesto. Decir una cosa y la contraria, dependiendo de la época en la que un argumento o el contrario haga más ruido. Por desgracia, escondidos en las redes sociales hay demasiadas personas tóxicas con enormes complejos en su vida real. Y también hay demasiados que, cual marionetas, propagan esos eslóganes simples y vacíos. 

A nadie escapa que el asunto de Siete Palabras también ha sido movido por esos medios de comunicación que se creen por encima del bien mal. Se autodenominan profesionales, cuando lo que menos tienen es profesionalidad. Esta misma semana hemos visto su reacción ante el cabildo de la hermandad del Miércoles Santo e intuimos que seguirán avivando la llama de la disputa. No contentos con ello, también esta semana, manipularon vilmente unas palabras del consejero Aguirre, relacionadas con la tan ansiada vuelta de las procesiones. No conocen la deontología periodística. Ojalá pronto suenen los llamadores de los pasos en los templos y en las calles, porque los otros llamadores están muy vistos y dan cada vez más nauseas. 

domingo, 6 de junio de 2021

Not today

Si hay algo del mundo cofrade que no ha cambiado en todo este tiempo, es la capacidad que tienen algunos cofrades para crear polémicas estériles que no van a ningún lado. Tampoco ha cambiado una parte del sector cofrade que sigue sin entender (o sin querer entender) el carácter popular de la fiesta. Hay que reconocer que el momento en el que Juan José Asenjo sale a la puerta con el ostensorio es una imagen ridícula con personas agolpadas para hacer una foto. Es obvio que la organización no fue la mejor. A raíz de ese momento se han marcado dos discusiones: la cantidad de fotógrafos que había y si se hubiera podido hacer una procesión en la calle. 

Antes del 14 de marzo de 2020 ya había muchos fotógrafos cofrades y seguirán existiendo cuando volvamos a la normalidad. Ya sean fotógrafos profesionales (en Sevilla se pueden contar con los dedos de una mano en el mundo cofrade, aunque muchos sean los que se autoproclamen profesionales) o amateur (la inmensa mayoría). No sólo pasa con las cofradías, también pasa en el deporte, en los conciertos, en los bares... nos hemos acostumbrado a fotografiarlo todo. ¿Es malo eso? Evidentemente no, mientras se haga con educación, nadie debe decirle a otra persona cómo debe disfrutar los diferentes momentos. En el caso del Corpus algunos disfrutarán o vivirán el momento arrodillándose, otros haciendo una foto con el móvil y otros simplemente estando allí sin arrodillarse ni haciendo fotos. Ninguno de ellos es mejor ni peor que los otros por vivir a su manera ese momento. 

El tema de la procesión es darle vueltas a lo mismo que llevamos haciendo desde marzo de 2020. Unos pocos siempre han negado la gravedad de la situación. Han mostrado su mezquindad moral al anteponer sus gin-tonics y sus pasos a las vidas humanas que esta pandemia nos está dejando. Casi la totalidad de ellos ocultos en cuentas fakes, porque cara a cara ninguno muestra esa podredumbre ética. Otro grupo de personas se crean un personaje en las redes sociales, seguramente porque asocian éxito y reconocimiento, pero en el fondo de lo que están huyendo es de tremendas frustraciones personales y de una vida real (la única que existe, la virtual no es nada) donde no son capaces de conseguir esa felicidad que le dan los "Me gusta" y los retuits. Hay también quienes de repente han sacado la salud mental a relucir para usarlo como argumento de sus posturas banales. Execrables que obviamente nunca han visto un psiquiátrico por dentro (y ojalá nunca tengan que verlo). Quienes sí hemos visto esa realidad ya hablábamos de ella antes de 2020 y lo seguiremos haciendo después de la pandemia, porque es un problema social grave el que tenemos en España con ese asunto. Pero es indudable que esa realidad no tiene nada que ver con que no salga un paso a la calle. La falta de sociabilización sí puede crear episodios graves de depresión o ansiedad, pero actualmente nos podemos sociabilizar perfectamente, aunque no haya cofradías. Igual que lo podemos hacer aunque no haya estadios llenos, conciertos de grandes grupos, festivales de música o Ferias varias. 

Estoy convencido que vamos a tener pasos en la calle y normalidad cofrade mucho antes de lo que dicen los apocalípticos, pero algo después de lo que quieren los histéricos cofrades negacionista del virus. A día de hoy la vacunación avanza a un ritmo espectacular en nuestro país (punteros dentro de la UE). La eficacia de la misma es indudable, porque el número de fallecidos ha bajado con respecto a enero 2021 y al 2020, pero eso no quiere decir que la pandemia haya acabado, que no sigan muriendo personas o que no haya riesgo de colapsar las UCIs, de nuevo. La legislación autonómica indica que las procesiones y romerías no son aconsejables en ningún caso (En nivel 3 y 4 las prohíbe directamente y en nivel 1 y 2 no las aconseja). Las indicaciones del gobierno nacional van por el mismo camino y exactamente igual pasa con las autoridades sanitarias. Desde los que tenemos familiares médicos y le preguntamos directamente hasta la OMS señalan que eventos como un festival de música o una procesión no son aconsejables a día de hoy (junio de 2021). Todos están equivocados y no tienen ni idea, el que sabe es tu 'cuñao' que dice que si no tenemos pasos en la calle, es porque hay un grupo de personas que han organizado todo esto para acabar con la Semana Santa. Claro que sí, guapi. 

"Pues en Toledo ha salido el Corpus y no pasa nada", bueno, el no pasa nada en todo caso se vería en 15 días, pero la realidad es que en Toledo lo que han hecho es sacar la custodia a una calle acotada y exponer allí durante horas al Santísimo. ¿Es una opción mejor que la de Sevilla? Yo creo que sí ¿Es eso una cofradía? Yo aseguro firmemente que no. "Pues en Valencia sacaron a la patrona", sí, para una misa en una plaza acotada. ¿Es eso mejor que hacerla en interior? Sí, algunos ya defendimos, por ejemplo, que la Esperanza de Triana hubiera hecho su función en la calle Pureza ¿Es lo de Valencia una procesión de la patrona? Obviamente no. "Pues la Cruz de la calle Sevilla de la Palma del Condado salió", se trata de una población de apenas 10.000 habitantes y fue una traslado donde había sólo una decena de personas. No salió como lo hace habitualmente en procesión, en su paso y con la banda. ¿Por qué pongo estos tres casos? Porque tuvieron mucho impacto en redes sociales, grupos de Whatsapp y barras de bar. Algunos quisieron hacer ver que eso estaba cercano a la normalidad o cuanto menos que se conformaban con esas migajas. Personalmente creo que la normalidad cofrade sólo es una: paso en la calle, banda detrás y libertad absoluta de movimientos del público asistente. Todo lo que salga de esos parámetros que lo compre quien quiera un mundo cofrade mutilado, yo desde luego no compraré esa idea jamás. Más pronto que tarde volverán los pasos, la bulla, las bandas y los gritos de "¡A esta es!", no tengáis duda, pero como diría la protagonista de Juego de Tronos, Arya: "Not today".