domingo, 29 de septiembre de 2019

¿Quo vadis, Sevilla?

Este fin de semana Sevilla ha tenido un buen número de eventos de todo tipo. Desde conciertos, manifestaciones o partidos de fútbol hasta carreras populares, procesiones y velás. Ciertamente, está bien que la ciudad se acostumbre a ello. Todo lo que sea una ciudad viva y diversa será bueno para todos. El viernes era un día difícil de organizar y se solucionó con eficiencia. Eso habla bien de la organización institucional y de los servicios públicos, al menos, este fin de semana han funcionado y se ha visto que había efectivos suficientes, esperemos que en el próximo mes de mayo no sobre ninguna Cruz de Mayo o procesión de impedidos ni se diga que Sevilla no puede cubrir tanto acto. 

Dicho lo cual, este fin de semana hemos tenido otra noticia. De esas que a mí personalmente no me gustan mucho. Hablo de la apertura de un centro comercial. Me ahorro decir por aquí su nombre, porque hasta el momento no han pagado la publicidad correspondiente, por tanto, no voy a hacerle publicidad gratuita a un negocio privado, como sí se la han hecho todos los medios locales y hasta las redes sociales del Ayuntamiento. ¿Necesitaba Sevilla otro centro comercial? ¿Qué aporta a la ciudad su llegada? ¿Es singular por algo?

Tanto Juan Ignacio Zoido como Juan Espadas decidieron que Sevilla tenía que perder su idiosincrasia. La empezaron a convertir en una ciudad más de Europa. Eso tiene un peligro enorme, especialmente, si lo que se busca es tener una ciudad atractiva para el turista. Al sevillano no le aporta nada tener centro comerciales por todas partes; al turista no le llama la atención porque para ver algo tan repetido no merece la pena visitar un sitio.

Esta semana también conocimos que el mítico cine Alameda será un hotel y que el mismo fin tendrá un edificio de la Plaza de San Francisco. Hay que decir que, a día de hoy, los números son buenos para la ciudad. Vive una época donde el turismo funciona. En ese sector hay dos variables que siempre hay que tener en cuenta: la singularidad y las modas. Si creamos una ciudad clónica: mismas tiendas, centros comerciales, cines... que en otros lugares, sólo nos quedará la moda y ahí podemos tener problemas a medio-largo plazo. Si creas una ciudad donde expulsas al vecino del centro y lo conviertes en un parque temático de hoteles de lujo y apartamentos turísticos, estás creando un modelo de ciudad nefasto. Si desde las instituciones pones pegas a las tradiciones propias (procesiones, por ejemplo), pero haces fuego artificiales a la inauguración de un centro comercial simplón, estarás atacando a tu propia identidad. 


domingo, 22 de septiembre de 2019

Córdoba, ejemplo a seguir

Esta semana la ciudad de Córdoba está disfrutando de un nuevo evento cofrade. No sólo se queda en los traslados y viacrucis de los fines de semana, sino que incluye una exposición magna en la mezquita-catedral. Sin duda, la ciudad califal lleva años dando ejemplo de como entender la religiosidad popular y el mundo cofrade en el siglo XXI. Al igual que pasa en otras capitales andaluzas como Málaga, Cádiz, Huelva, Granada o Jerez.

Las cofradías a lo largo de su historia han sabido interpretar de manera perfecta el contexto en el que les tocaba vivir. En la segunda mitad del siglo XVI y durante el XVII Sevilla sufre un "boom" al amparo del Concilio de Trento. Surgen hermandades, procesiones y las estaciones de penitencia a la catedral en 1604. Empieza a gestarse la Semana Santa tal y como la conocemos hoy en día (o algo parecido). No quiere decir que antes no hubiera ni eventos magnos ni procesiones, que los hay desde que el mismo rey san Fernando sacara en procesión extraordinaria a la Virgen de los Reyes. Cuando hay épocas de crisis, la tónica habitual ha sido o desaparecer o sobrevivir como se podía. No quedaba otra.

Otro tiempo álgido es con la llegada de los duques de Montpensier a Sevilla. Reactivan las cofradías y el modelo. Surgen eventos que hoy perduran, como el Santo Entierro Magno. Además, empieza a surgir un término que ya nunca dejará al mundo cofrade y que hoy en día está más de moda que nunca: el turismo. En el siglo XX viene la dictadura de Franco y su estética nacional-catolicista. De nuevo, vuelven a surgir muchas hermandades vinculadas a esta idea. La moda del momento o el contexto es el que marca el camino del mundo cofrade.

De todo esto a nosotros nos ha llegado el legado, y eso ha pasado por saber adecuarse a los tiempos Es muy importante entender que la tradición es lo que sabe cambiar y adaptarse a las nuevas eras, porque lo que se mantiene rígido y rutinario tiende a desaparecer. Córdoba esta semana aprovecha para hacer procesiones magnas, exposiciones, celebración de efemérides, dar a conocer el patrimonio artístico y devocional de la provincia. Porque la archidiocésis hay que entenderla como lo que es, la provincia. Es perjudicial para todos que nos rasquemos continuamente la gangrena del ombligo capitalino.

Vivir en la rutina de los mismos besamanos, viacrucis, procesiones... acaba matando la tradición. No puede ser que haya personas a las que les molesten los viacrucis, los Rosarios, las Cruces de Mayo, las procesiones magnas, las de las asociaciones civiles, la Semana Santa (porque ahora se le da más importancia al costalero y a la música, dicen), las Glorias... En resumen, si os fijáis, lo que siempre les molesta es una imagen en la calle. Ante eso, me pregunto si se les puede llamar cofrades, pues a las cofradías siempre le ponen pegas.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Un hijo de Sevilla


El teléfono sonó. El hermano mayor lo descolgó y al otro lado una voz dio la noticia que jamás querría haber escuchado: "Luis ha muerto". Inmediatamente, se le vino la mirada de la titular de su hermandad, que era la mirada de Luis, su autor.

Sevilla se viste de luto desde San Pablo hasta el Arenal. Llora la muerte de uno de sus artistas más destacados, desde San José Obrero hasta el Zurraque. Ni en Nervión ni en la basílica de la Trinidad entienden por qué Dios se ha llevado tan pronto a uno de sus hijos más destacados en el noble arte de la imaginería. Bellavista, Rochelambert o Padre Pío hoy encuentran en sus imágenes la vía de evacuación a un día a día muy duro. Siempre he pensado que los imagineros tienen un gran superpoder, la capacidad de generar sentimientos. ¿Cuántas plegarias reciben sus obras? ¿cuántas conversaciones? ¿cuántos problemas y dificultades? ¿cuántas lágrimas ven cada día?

Raro es la hermandad de Sevilla a la que Luis Álvarez Duarte no ha enriquecido con algún elemento. A buen seguro, a estas horas él - como creyente que era - estará junto al Jesús Resucitado que tallara en las cartelas del paso del Señor de la Salud de La Candelaria. Plañe el ángel de las andas de la Piedad del Baratillo, se le ha ido su padre. En la antigua Fábrica de Tabacos los ángeles mancebos alzan sus manos en recuerdo del maestro. Y el de la trasera del Misterio de la Esperanza de Triana manda callar y señala a la banda de las Tres Caídas para que suene <<Toque de oración>> en su honor. En la Macarena el romano compungido no entiende otra sentencia injusta de muerte, esta vez dictada desde el cielo.

Guadalupe y Rosario están de luto. Una era su virgen niña, la otra su virgen más madura y con los ojos más singulares. Llora, Sevilla. Se te ha ido un hijo de esos que te hizo rezar. Las lágrimas de sus familiares y amigos más cercanos son también la evocación de a ciudad a quien con sus manos consiguió llegar al amor a Jesús y María.