domingo, 26 de mayo de 2019

La tienda de la Macarena

Esta semana la Hermandad de la Macarena ha anunciado que va a abrir una tienda de recuerdos en la calle Hernando Colón. La noticia, como todo, ha tenido sus defensores y detractores, pero sinceramente creo que en este asunto los que no ven bien la apertura de la tienda no tienen unos argumentos sólidos.

La principal razón por la que se oponen es porque consideran que se está mercantilizando la Semana Santa. Realmente esto es así, pero lleva siendo de esa manera casi desde el principio. Pedir una limosna en nombre de la imagen no es otra cosa. Especialmente en la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, se ha acentuado la sociedad capitalista. No es nada nuevo. El mundo cofrade no puede vivir en una burbuja ajena a los tiempos que vive. La sociedad, en general, es mercantilista, pensar que la Semana Santa es únicamente misticismo es una idealización muy alejada de la realidad.  

Muchas hermandades tienen tienda en sus respectivas sedes, parece que eso no crea tanta controversia, cuando en realidad es lo mismo. ¿Qué más da si la tienda está en la basílica o en el centro? Muchos cofrades, todos seguramente, nos enorgullecemos de la labor social que hacen nuestras hermandades. No es para menos. Si una hermandad busca una fuente de ingresos más para realizar esa labor, ¿qué problema hay? Prefiero en el centro una tienda cofrade antes que una tienda de souvenirs que estereotipen groseramente la imagen de la ciudad, pero sobre todo prefiero esa tienda, si sus ganancias van a ayudar algún comedor social y a dar trabajo a los hermanos desempleados, como es el caso.

No creo que sea bueno ni levantar polémicas ni alarmarse porque las hermandades evolucionen. Hoy en día las corporaciones cofrades manejan presupuestos de pyme y su gestión debe ser como tal. Esto no significa que debamos convertir a las hermandades en empresas, obviamente. Sólo me refiero a su gestión. Si ganan en eficiencia, serán más rentable, es decir, más sociales y solidarias. 

domingo, 19 de mayo de 2019

Antes que Roma

"María es la Pura Concepción que antes que Roma mi Sevilla proclamó", esta es la frase con la que el gran Silvio comenzaba una de sus obras maestras, <<La Pura Concepción (Swing de María)>>. Una sentencia que resume la historia cofrade y religiosa de la ciudad. En esa defensa del dogma, son varias las hermandades que destacan, una de ellas es Los Negritos.

Cada vez que hay una coronación canónica se abre el debate, una parte de los cofrades ven con malos ojos que la Iglesia reconozca de manera especial la devoción que una imagen mariana tiene. Estas personas entienden las cofradías como clubes de fútbol, donde si la mía está coronada, es lo normal, pero si la vecina lo está también, parece que pierde valor. Nada más lejos de la realidad, todas las imágenes de Sevilla deberían estar coronadas canónicamente, porque es muy fuerte la devoción que aquí tienen. La cuestión no es el "devocímetro" entre nuestras vírgenes, sino tener una perspectiva más amplia y verlo globalmente. El móvil de la coronación no es el prestigio de una determinada hermandad. 

Casualmente, los que protestan por esas coronaciones, en realidad son los mismos que protestan por las Cruces de Mayo, las asociaciones civiles, los viacrucis... en general son gente camuflada en el mundo cofrade, pero que no les gusta ésto, porque si les gusta, no es normal que protesten cada vez que una imagen sale a la calle. Lo extraño es que después de estar toda la semana lloriqueando en las barras de los bares y en las redes sociales, luego llega el día de la procesión y allí están. Si tan malo te parece, ¿por qué vas?

Se habla a menudo de procesiones en su justa medida, pero ese asunto sólo debe ser calibrado por el Ayuntamiento. Si por el ejemplo el consistorio se viera desbordado - como alguna vez ya ha dicho - sí debería intentar poner el remedio oportuno, que no tendría por qué ser la restricción, sino que podría ser la reorganización. Pero que un cofrade hable de la justa medida es absurdo, porque cada uno podemos ir a las procesiones que deseemos. Que cada uno acuda a donde le plazca, ya sean Cruces de Mayo, Glorias, procesiones civiles, extraordinarias... pero que no tire piedras sobre su propio tejado, porque el día que el mundo cofrade entre en crisis, echaremos en falta estas salidas.

domingo, 12 de mayo de 2019

La fiesta privada de los Remedios

¿Es la Feria una fiesta de la ciudad? La pregunta es retórica, porque la respuesta es "No", aunque a alguno le sorprenda o lo niegue. Una fiesta debe tener una peculiaridades concretas para que sea considerada del municipio. La primera de estas características - y la más importante - es tener un carácter universal. Es indudable que la gran mayoría de la ciudad estamos expulsados de esa ciudad efímera que se monta en los Remedios.No vale con poner un porcentaje ínfimo de casetas públicas para disimular el coto cerrado que es. Otra característica es la pluralidad, porque las sociedades son heterogéneas. Lo que vemos en el Real es una fiesta creada para y por unos sevillanos concretos que intentan que sus gustos y estilos se hagan universales en la ciudad.

Muchos dicen "¡Qué sevillan@ es!" a aquella persona que vive con pasión la Semana Santa, Feria, Rocío, Corpus... Lo cual no es más que una externalización del tópico más usado para definir la ciudad. Ese intento de patrimonializar hasta el gentilicio es lo que provoca que nuestras fiestas sean tan cerradas, el culmen de todas ellas es la Feria. Si a alguien se le ocurriera ir en chanclas y calzonas se le miraría mal por los allí presentes. En la sociedad se viste cada uno como le viene en gana, pero en la ciudad de la mentira y los farolillos no se puede, ya que es algo privado creado por un sector de la ciudad. En realidad las chaquetas y los trajes de gitana no son es más que el disfraz que se le pone a lo banal, ahora llamado en estos tiempos 'postureo'.

Sevilla es una ciudad muy cerrada y eso influye en todo. Queremos un turismo de calidad, pero a la vez confeccionamos un modelo de ciudad que implique hacer la ciudad para un grupo de sevillanos determinado. Algo incompatible. Ni siquiera se admite a todos los ciudadanos del municipio, porque claro, si a alguien no le gusta Semana Santa, Feria, Rocío, Corpus y los Cantores de Híspalis, no es sevillano. Se niega hasta el gentilicio en función de unos gustos personales. No parece sano eso.


domingo, 5 de mayo de 2019

Como un reloj

"Cómo un reloj", esa fue la frase textual con la que Fran López de Paz y Francisco Vélez definían el Martes Santo de 2019. El presentador de "El Llamador" entrevistaba al presidente en el palquillo. La jornada no había terminado, pero ya habíamos sobrepasado las 19.45 horas, el único problema que ellos veían al día. En la Campana, además, se iba representando la función al minuto.

Periodista y presidente hablaban en su condición de tramoyistas del teatro más efímero de Sevilla, el que cada Semana Santa se monta entre la Campana (especialmente aquí) hasta la catedral. La Semana Santa ajena a ese lugar les da igual. ¿Qué más da el hermano de una corporación del centro que a las 11.30 va camino de su iglesia? Hay nazarenos del Tiro de Línea que inician su estación de penitencia después que algunos nazarenos de la Puerta de Carmona. Como un reloj estuvieron los hermanos de San Esteban cerrando su iglesia a las 11.30 horas, para que les pudiera dar tiempo a organizar la cofradía. Cómo un reloj llegó su cruz de guía al teatro, pero allí brillaba más que nunca el atrezzo del McDonalds y el Burguer King, porque público no había. Como tampoco lo hubo al final del día, cuando por allí pasaba Santa Cruz. 

Cómo un reloj llegaba la cruz de guía del Cerro a Puerta Jerez. 25 minutos de parón, donde encima tuvieron que ver como sus tramos infantiles eran arrollados por masas de personas que, procedentes de la Avenida, se encontraban de repente un laberinto de vallas. Parón de casi media hora que llevaba adjunto una compresión inmoral y peligrosa de su cortejo. A la hora del cruce, la Hermandad del Cerro ocupaba unos 200 metros menos de lo que sería deseable y digno para su cuerpo de nazarenos. Como un reloj parado tuvieron al Cerro, corporación que jamás debería ser frenada, ya que tiene un recorrido muy largo y duro. Como un reloj comprimido se podía ver a la Candelaria y San Benito, sufriendo parones en plena carrera oficial y en el acceso a la misma. A esa misma hora, Los Estudiantes tenía que ir a paso 'mudá', casualmente.

Como un reloj el Cecop (recuerden la Triple Alianza de San Gregorio, Plaza Nueva y Plaza Virgen de los Reyes) montó en la Puerta Jerez un dispositivo de vallas y corralitos, uno más. Lo hizo sin aviso previo, supongo que por la vergüenza que les producía tratar a los cofrades como manadas de animales. Estamos creando una Semana Santa donde las vallas son las protagonistas. Da igual que las cofradías pasen por aceras completamente vacías en Daoiz, Alcázares, Postigo, Cuesta del Rosario... da igual que los cofrades sean enjaulados peligrosamente en Puerta Jerez o Cuesta del Bacalao; lo importante es el cofrade que paga su silla, traten de manera exquisita a ese cofrade y háganle la Semana Santa a su gusto. Al cofrade que no paga y a las hermandades... que le den.

Como un reloj acelerado salió la corporación estudiantil. Rápida y veloz para que que ese parón de 30 minutos no fuera aún mayor. Dicen los defensores de este bochorno de Martes Santo 2019 que había que hacerlo así, porque hacer la carrera oficial en el sentido catedral-Campana desvirtúa el único objetivo que debe tener una hermandad: hacer estación de penitencia a la catedral. ¿Alguno de éstos guardianes de la esencia cofrade ha explicado por qué una de las corporaciones que está más cerca a la catedral tiene que llegar hasta Puerta Triana - nada más y nada menos - para hacer su estación de penitencia?

Como un reloj de dibujitos animados corrían los hermanos de Santa Cruz por el entorno de la catedral. Delante de ellos la Policía Nacional - con las caras desencajadas - abría paso rápidamente. Parecía una escena más propia de una maratón o una vuelta ciclista. Después del parón en la Plaza de la Alianza, llegaron 'chicotás' que duraban desde la puerta del Patio Banderas hasta Almirantazgo. Parones y acelerones continuos para cuadrar el reloj de San Gregorio. Como un reloj solitario volvían Los Javieres por calles inhóspitas, lo que hacía más dura la melancolía de su tradicional recorrido por Santa Ángela, Espíritu Santo, San Juan de la Palma...

Como un reloj que marca las 3.10 horas entraba el palio de la Hermandad del Dulce Nombre. Decía el presidente que por encima de las 2.30 horas es inadmisible que haya cofradías en la calle, siguiendo su propio argumento podemos afirmar que este plan es inadmisible y que sólo funcionó en el teatro de la Campana. A esa hora, más o menos, la Hermandad de los Estudiantes terminaba su estación de penitencia con el traslado de sus titulares desde el Rectorado a su capilla. Mientras, los Franciscos ya descansaban en su casa. Sonreían acostados en su cama y diciendo "El día ha salido como un reloj".