El pasado lunes el Consejo de
Hermandades y Cofradías hizo oficial que Nuestro Padre Jesús de la Salud de la
Hermandad de los Gitanos presidirá el viacrucis en la catedral el próximo 2 de
marzo. Sin duda, poder ver la magnífica imagen que tallara Fernández-Andes
siempre es una buena noticia, pero creo que - de nuevo - el Consejo actúa más
como lo que es en realidad, una reunión de amigos del pavía y las croquetas,
que como lo que debería ser, una institución.
No hay una norma escrita al respecto, pero sí una tradición de no
repetir la imagen designada. En 43 años sólo se ha roto una vez esta norma, con
el Gran Poder. Ahora se ha vuelto a romper, haciendo trizas una de las
cualidades que cualquier institución debe tener, la equidad. Es por eso que
defiendo tantas veces que aunque la teoría diga que es una institución, en
realidad el Consejo no es más que un club privado de amigotes. Todos sabemos
que sus decisiones no tienen ninguna base argumental más allá de la amistad que
tenga con ciertos hermanos mayores o las rencillas que tengan con otros.
A día de hoy, tenemos una imagen que ha sido designada para tres
viacrucis en los últimos 10 años (una de ellas fue el viacrucis magno de 2013)
y alrededor de 30 imágenes que no han sido designada ninguna vez. No parece
equitativo, pero no queda ahí la cosa, incluso con el razonamiento del Consejo,
la imagen que debería haber sido designada es la del Señor del Santo Entierro,
ya que fue la primera que no pudo ir a la catedral por cuestiones
meteorológicas. Así que el Consejo no ha tenido equidad y raciocinio en ningún
momento.
Además, el trasfondo de todo es aún más peligroso. Hace esta
elección porque quieren atraer a más gente, pero la realidad es que esa mayor
afluencia se producirá en los traslados y no tanto en la catedral, donde los
bares del entorno se llenará de personas con chaqueta, medalla y pelos tan
engominados que parecieran tallados por el mismísimo Castillo Lastrucci. De
nuevo la equidad salta por los aires y de manera velada se le está diciendo a
gran parte de las hermandades de Sevilla que no sirven para llenar las calles.
¿Os imagináis que algún día el club de amigos decidiera dejar sin la estación
de penitencia a una hermandad por no tener tanto arraigo o devoción como otras?
La insensatez sería de un calibre parecido al que acaban de perpetrar esta
semana.
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