martes, 6 de noviembre de 2018

Los tres corazones de Sevilla

Hace 600 años los ciudadanos no eran conocedores de la existencia de un continente al otro lado del Atlántico. Ni siquiera intuían, la mayoría de ellos, que la Tierra era redonda, pero ya sabían que era la Esperanza. No hay muchas cosas que se mantengan durante seis siglos y mucho menos que tras ese periodo de tiempo parezcan más viva que nunca. José María Rubio dijo, en su pregón, que Triana era el corazón de Sevilla. Quizás la ciudad, como los pulpos y calamares, tiene tres corazones que se reparten por San Lorenzo, la Macarena y Triana, pero sin duda al barrio alfarero hay que meterlo siempre en esas cuentas.

Acabamos de vivir unos días de gloria y celebración, las imágenes que se han visto en estas jornadas quedarán para el recuerdo. La ciudad desbordada por las masas de personas que querían ver, aunque fuera solo unos segundos, el hermoso palio trianero. Muchos venían de fuera, era su primer encuentro con la Esperanza, seguro que nunca lo olvidarán. Esta salida ha vuelto a demostrar que a la ciudad no le sobran extraordinarias, siempre que hay una salida los cofrades responden. Es lógico que lo hagan en consonancia al grado de devoción de la imagen, pero nunca, en una salida extraordinaria, se verá un paso solo por las calles. 

Hablábamos antes de los tres corazones de Sevilla, es ridículo que sigan existiendo piques entre algunos devotos de este trío de devociones. No sé si hubo más gente en la última extraordinaria de la Esperanza Macarena, en la del Señor del Gran Poder o en esta de la Esperanza de Triana, lo que sí tengo claro - y no es poco - es que son los grandes motores de la Sevilla del incienso. Eso no quita que todas las hermandades cumplen una función y son imprescindibles en el tejido social de la población. En 1418 alguien decidió que el viejo arrabal trianero estaba necesitado de Esperanza, esa bendita persona no se podía imaginar que seis siglos después lo único que Sevilla no ha perdido es la Esperanza.  

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