domingo, 13 de noviembre de 2016

Dos salidas muy extraordinarias

... y Sevilla vivió dos extraordinarias seguidas y no pasó nada malo. Muy al contrario, todos los implicados en este asunto han sabido estar a la altura. A ninguna de las dos hermandades se le puede poner ninguna pega en el planteamiento que han hecho, ni en la forma que han sido ejecutadas sus salidas. Ambas han sabido convertir su día en algo único (en el caso del Gran Poder varios días) y seguramente sean recordadas durante bastantes años. Diría que incluso a los que les aterra la idea de salir de lo ordinario, de lo rutinario, han tenido dos fines de semana de disfrute, quizás con esa mueca de quien intenta ocultar la felicidad porque en su fondo piensa que eso no era lo de toda la vida de Dios y que está mal.

Si Triana es una hermandad es la O. No es ni la más populosa, ni la más que más devotos tiene, ni la más conocida, pero es la que lleva impregnado por los cuatro costados eso tan intangible, como difícil de explicar, que es la esencia del barrio. No tuvo que salir de su feligresía para la coronación, y no han tenido que salir del barrio para esta efemérides tan significativa. La O es Triana y a Triana es la que le debe estos festejos extraordinarios. Supo hacer una salida en la medida perfecta, recuperando el recorrido por calles que hacía casi un siglo que no pasaba, como era el caso de la "trianerísima" Alfarería. El mar de gente que acompañó en todo momento la imagen es la mejor prueba que todo estuvo a la altura de lo que se esperaba.

Y del Gran Poder ¿qué decir que no se haya dicho nada?. No es fácil para una hermandad como el Gran Poder combinar el carácter serio y silencioso con el carácter jubilar que tenía esta salida. Creo que la Hermandad ha conseguido un equilibrio perfecto entre ambas cosas. El ir colocando escolanías, bandas o violines a lo largo del recorrido fue todo un acierto. El hacer un recorrido más largo para buscar puntos como el convento de Santa Ángela o del Espíritu Santo también es uno de esos temas que consiguen la unanimidad de todo el mundo, con lo difícil que es eso en esta ciudad.

Cuando han actuado de mala manera o han realizado mal su trabajo, siempre a mi juicio, he criticado tanto al Ayuntamiento como a Palacio. En esta ocasión no queda más que felicitar a ambas instituciones por haber estado a la altura del acontecimiento. Tener abierta tantas horas la Catedral, incluso el propio jueves después de llegar el Señor, o el plan de seguridad que se preparó para la seguridad de tantísimas personas son temas que han ayudado a que estos días sean magníficos. Sin vallas más allá de los lugares donde la lógica decía que era inevitable y sin excesos policiales a la hora de indicar a las personas donde situarse. La única duda que me queda de ambas salidas es la siguiente ¿Aprenderemos la lección? ¿Sabrá a partir de ahora el Ayuntamiento manejar las masas de gente sin tener que dejar a las cofradías solas? ¿Cambiará la actitud del Arzobispado y dará más flexibilidad a las hermandades para llegar a la Catedral? ¿Entenderán las hermandades que las salidas extraordinarias no deben ser copias exactas de las salidas de Semana Santa?


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