Ayuntamiento y Semana Santa

Aún no sabemos quien será el nuevo alcalde, aunque lo podemos intuir visto los resultados que depararon las elecciones del 24 de Mayo, y ya parece que tenemos los primeros problemas institucionales, disputas y posibles cambios relacionados con la Semana Santa. Han sido dos noticias y creo que ambos casos tienen un diferente grado de importancia y relevancia. Por un lado tenemos el asunto planteado por la líder de Participa Sevilla de no acudir como concejales a procesiones de Semana Santa y Corpus, por otro lado tenemos un tuit incendiario de IU y una actuación negligente, cuanto menos, del que ha sido alcalde estos cuatro años.

El asunto de la representación civil que tiene que llevar, o no, un hermandad es algo viejo y que ni mucho menos ha llegado con la "nueva política", ya al final de los 90 hubo sus polémicas mediáticas cuando Antonio Rescalvo (IU) decidió ir en las procesiones, al hombre le criticaron duramente tanto parte de los radicales de su partido como parte de los radicales de sus enemigos políticos. Una muestra más que los extremos están mucho más cerca entre sí de lo que están con la mayoría de la sociedad. Que unos concejales decidan no ir en una procesión es algo totalmente inocuo, por pasear una vara unas horas no van a ser que la ciudad sea ni mejor ni peor. Personalmente pido a los concejales de mi Ayuntamiento que tomen medidas para el bien de la Semana Santa, para la proliferación de empleo y para que faciliten el bienestar tanto social como económico que el mundo cofrade trae a esta ciudad. No puedo, ni quiero, pedirles que todos sean participe de este mundo y ni mucho menos puedo pedir a nadie que le guste una procesión.  Además un Ayuntamiento debe ser reflejo de su ciudad y es obvio que a una parte de esta ciudad no le gusta la Semana Santa, así que no es malo que entre sus representantes haya también personas con esos gustos.

Otro tema más serio es el de Santa Catalina. De nuevo, IU y PP han caído en el error de utilizar el patrimonio de todos como el arma utilizado en la batalla personal e institucional entre ambos. Asenjo se adelanto a los dos, y en su momento dijo aquello de que la restauración de Santa Catalina no corría prisa porque había otras iglesias cercas, vamos, quería decir que le daba más o menos igual que se cayera en sus ojos porque sus feligreses tenían San Pedro, Santiago, los Terceros o San Román cerca. ¡Toma patada a lo que debe ser una defensa del patrimonio! Pero esta semana Santa Catalina ha vuelto a ser noticia porque IU y su líder Daniel González Rojas piden que se aborte el contrato firmado a última hora y a escondidas por Zoido. Vamos a ver, "Juainnasio" miarma, has tenido cuatro años para solucionar una de las que fue tu bandera en las elecciones de 2011 y 2007 y has esperado hasta los últimos dos días de tu mandato, cuando te olías que no ibas a seguir, para firmar un oscuro acuerdo, que encima es una tercera parte de lo que aseguraste que el Ayuntamiento iba a dar. Como decimos por aquí, se lo has puesto a huevo a tus detractores.

De nuevo los extremos radicales de ambos bandos salen, los "zoiditas" diciendo que Santa Catalina como escudo esgrimiendo que es Patrimonio Nacional desde 1912 y atacando a los "danilieditas", que a su vez atacan a la "derecha rancia" y a la Iglesia. Vamos a ver, Santa Catalina este miércoles cumplirá 11 años cerrada al culto, al turismo y a los sevillanos. 11 años en los que hemos tenido dos Arzobispos, va para tres alcaldes, cuatro partidos en el gobierno de la ciudad y ahora presumiblemente se sumarán uno o dos más con influencia en el gobierno. Hemos tenido cuatro presidentes de Junta y tres de Gobierrno de España con sus correspondientes ministr@s de Cultura y sabéis la realidad de todo,.. ¡Qué a nadie de estos le ha importado nunca un pimiento Santa Catalina más que para usarla de arma, ya sea arrojadiza o de escudo!. En estos vergonzantes 11 años, sólo le ha importado realmente Santa Catalina a las hermandades que allí radican o personas como Javier Comas , Marí Carmen Conde o Antonio Abela o muchos sevillanos que, indiferente de sus ideas políticas o creencias religiosas, sí sentían vergüenza porque una de nuestras joyas se nos cayera delante de nuestros ojos.

Foto: ABC